Los catadores diplomados en el Laboratorio Agroambiental de Fraisoro han sido los que han elegido la mejor sidra guipuzcoana del 2017.
La final de la XVI edición del Concurso de Sidra de la Diputación Foral de Gipuzkoa se ha celebrado hoy al mediodía en la Cofradía Vasca de Gastronomía de Donostia-San Sebastián. Este año el concurso ha contado con la participación de 29 elaboradores de sidra de 18 municipios guipuzcoanos, y en la final de hoy han competido 6 sidrerías: Aburuza, Altzueta, Etxeberria, Gartziategi, Gaztañaga y Sarasola. Los encargados de elegir la sidra ganadora han sido los catadores diplomados en el Laboratorio Agroambiental de Fraisoro de la Diputación. Este ha sido el resultado clasificatorio del jurado:
1. Altzueta sagardotegia: con 82 puntos.
2. Aburuza sagardotegia: con 80 puntos.
3. Sarasola sagardotegia: con 70 puntos.
La sidrería ganadora de esta edición ha sido galardonada con 3.000 euros y una txapela. La segunda clasificada ha recibido 1.500 euros y la tercera 1.000. A las primeras tres sidrerías se les ha entregado, además, una réplica en diferentes escalas de la conocida “Galarrea o karreto barrika” del caserío Bidarte de Donostia-San Sebastián. Los otros tres finalistas han recibido sendos diplomas. La diputada de Promoción Económica, Medio Rural y Equilibrio Territorial, Ainhoa Aizpuru, ha sido la encargada de hacer la entrega del primer ‘Premio Diputación Foral de Gipuzkoa’.
El concurso se organiza con dos objetivos claros: la puesta en valor del trabajo realizado por los elaboradores de sidra en el proceso productivo y el reconocimiento de la calidad de la sidra embotellada, desde una perspectiva tanto organoléptica como analítica.
Las muestras se tomaron de las barricas de las sidrerías participantes y fueron analizadas en el laboratorio de Fraisoro. Si bien en la presente edición se han medido 15 parámetros, en la fase analítica de la misma se han considerado únicamente cuatro: la acidez volátil, el extracto seco total sin azúcar, el metanol y la glucosa-fructosa. Las sidrerías eligieron la barrica desde la cual se tomaría la sidra y se recogieron un total de trece botellas de cada una de ellas. De las trece botellas tomadas en abril, dos se llevaron al laboratorio Fraisoro de la Diputación para proceder a su análisis. Las botellas se entregan con las mismas etiquetas para que no puedan ser identificadas en la fase de degustación.