Sagardotegi zaharraHernani y Astigarraga eran famosas a principios del siglo XX por su especialización en la producción de sidra. Las sidrerías abrían sus puertas de febrero a mayo y servían la sidra a canilla y vaso a vaso. Eran uno de los lugares preferidos para el esparcimiento y el ocio. Los donostiarras y los habitantes de los pueblos aledaños solían acudir a ellas los domingos y días festivos a pasar la tarde bebiendo, merendando, distrayéndose jugando a los bolos y la toca, y escuchando a los “bertsolaris”.

En estos años, sin embargo, la calidad del fruto, el poco cuidado en la elección de las variedades de manzanas, la falta de limpieza y la negligencia del sagardogile durante la fermentación, hacían que resultara bastante difícil poder disfrutar de una sidra de calidad. Por ello, cuando la sidra era de buena calidad, el procedimiento comúnmente utilizado para difundirlo era colgar una rama de fresno junto a un cartel que decía “Se vende sidra a…” en la antepuerta del establecimiento. Los más ingeniosos ya lo publicitaban en la prensa escrita.