El pasado 4 de diciembre, la cultura sidrera asturiana ha entrado en la lista de la UNESCO del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad siendo motivo de celebración para todos los asturianos y para los amantes de la sidra en general.
Esta cultura es un patrimonio colectivo que trasciende la propia bebida y engloba una multitud de prácticas culturales en torno a ella, de tal modo que se ha transformado desde hace siglos en seña de identidad para los asturianos.
No solamente la bebida en sí, sino también elementos como la tradicional botella verde de 70cl. creada allá a finales del s.XIX, el vaso de sidra ancho también desarrollado en aquellos años, el hecho de compartir el mismo, el escanciado, el vocabulario específico de la sidra en lengua asturiana, las espichas y romerías y toda esa cultura desarrollada en torno a la sidra son parte de ese Patrimonio Inmaterial Cultural de la Humanidad.
La historia de la sidra en Asturias se remonta al menos al s I d.C, según los últimos descubrimientos arqueológicos en la Sima de la Sobia, destacando después su importancia desde el s. VIII, con el reino de Asturias en abundante documentación medieval donde se incluyen pumaradas y lagares en donaciones y testamentos.
A lo largo de los siglos esta bebida logra establecerse como un producto identitario de la región y como elemento vertebrador de la sociedad. No en vano Asturias es la región del mundo con mayor consumo per cápita de esta bebida.
La declaración de la Unesco obliga a proteger la Cultura Sidrera Asturiana en todas sus facetas: desde la pumarada hasta el escanciado, pasando por el vaso y la botella y cada 5 años se evaluará la concesión y se analizará si se han implementado medidas de salvaguarda y el desarrollo de las mismas.
Autor: Eduardo Vázquez Coto
Fuente: Anuario Sagardoaren Lurraldea 2024