Ruta del Faro de la Plata
Un bonito recorrido a pie que nos permite atravesar el monte costero desde el barrio de Gros de Donostia hasta Pasaia en un par de horas. A un paso de las calles de la capital donostiarra y del activo puerto de Pasaia, el monte Ulia es un bello lugar desde donde se puede disfrutar de las vistas al mar.
Empezaremos nuestro recorrido cerca del extremo de la playa de La Zurriola, opuesto al Kursaal. Allí, tomando la calle Zemoriya, situada detrás de la gasolinera Larramendi, comenzaremos la ascensión a Ulia, quizás el monte donostiarra menos conocido. Unas marcas blancas y rojas nos guiarán a lo largo del recorrido.
Después de unos diez minutos de dura pendiente, alcanzaremos una zona con buenas vistas sobre la ciudad. Una curva cerrada a mano izquierda nos conducirá a un pinar por el que se puede bajar al promontorio de la punta de Mompás. Allí, además de las ruinas de un fuerte, nos aguarda una bonita zona de rocosos acantilados habitados por gaviotas. Siguiendo el camino por una zona sombría, encontraremos entre hortensias la fuente de Kutraila, a cuyas aguas se atribuían propiedades curativas.
Por la izquierda, una calzada desciende hacia el mar bajo unas grandes rocas. Cuando el sendero desemboca en una pista de cemento, hay que descender unos metros y tomar el sendero que arranca de una curva. Caminaremos por un frondoso bosquecillo, y, al final de esta pista, veremos abajo la cala Murguita, pasaremos junto a dos antiguos acueductos y, entre ellos, a la fuente «del inglés».
Desde lejos veremos una construcción blanca y almenada, habitualmente rodeada de gaviotas, que recuerda a un castillo de cuento. Es el Faro de la Plata, situado ya sobre la bocana de entrada a la bahía de Pasaia. El faro debe su nombre a la punta de la Plata sobre la que se ubica. Al parecer, las piedras areniscas que forman este acantilado, al mojarse por el oleaje, adquieren, vistas desde el mar, un tono plateado, lo que hizo que los marinos bautizasen así el lugar.
Por una pista paralela a la entrada a Pasaia, comenzaremos el descenso hasta el distrito de Pasai San Pedro. Para rematar la excursión, nada mejor como tomar una de las lanchas motoras que continuamente unen Pasai San Pedro con Pasai San Juan, y recorrer allí su única calle, rodeada de preciosas casas que miran al mar, además de degustar un exquisito pescado.