Gipuzkoa, tierra de sidra
Irun
Hay en Irún sidrerías en el casco urbano y en los barrios rurales. Las del pueblo están abiertas todo el año, desde las 8 de la mañana a las 9 de la noche. Las rurales inauguran su corta campaña en primavera o principios de verano.
Tal y como se recoge en la publicación “Un pueblo en la frontera” de Luis de Uranzu, según la tradición local, el vaso de sidra debía beberse de un solo golpe: “A la yuklak, golpian bat!”. Los ferroviarios del Ebro eran clientes habituales. Ez ziren sagardogile izendatzeko modukoak edalontzia trago bat baino gehiagotan husten zutenak eta noizean behin begiak ixten zituztenak.
Son clientes frecuentes los ferroviarios del Ebro que se atreven a ir a ellas con sus cazuelas de caracoles.
Tolosa
A comienzos del siglo XX se contabilizan en la Parte Vieja de Tolosa hasta 38 sidrerías. Varias de ellas son lagares y otras se dedican a la venta de la sidra. La mercancía les llega en carros de bueyes: la manzana en sacos y la sidra en barrikas. Cuadrillas y trabajadores de las fábricas se juntan para almorzar con sidra y apuntan en la kupela con una tiza el número de tragos de cada comensal.
Entre las sidrerías dedicadas a la venta de sidra están las de José María Aguirre, La Viuda de Aramburu, José Ángel Beristain, Benito Usandizaga o Pablo Otegui.
Mutriku
A principios del siglo XX Mutriku era uno de los principales centros de producción sidrera de Gipuzkoa. Producía más de 300.000 litros de sidra anuales.
Azpeitia
En 1931 había en Azpeitia 13 sidrerías repartidas por Erdi-kale, Eliz-kale, Goiko-kale, Bustinzuriko Errebalea, Loiola, Landeta y Agirre auzunea.