Sidra y mar

La apertura a los puertos fluviales y las posibilidades de comercialización que ofrecían tienen una consecuencia decisiva: la relación de la sidra con el mar, a través de las campañas pesqueras de las naos vascas en Terranova, que zarpaban desde el puerto de Pasaia. En la pobre dieta de aquellos marineros, la sidra aportaba la vitamina C para combatir una de las enfermedades más temidas: el escorbuto.

Durante el siglo XVI, cada primavera partían del puerto de Pasaia en Gipuzkoa muchas naos con destino a Terranova para la caza de la ballena y la pesca del bacalao. Cada campaña duraba alrededor de ocho meses y los barcos regresaban con el saín de las ballenas, su grasa, como elemento más preciado.

Sebastián de Bastida es el armador del “San Nicolás”, que en abril de 1576 zarpa hacia Terranova y nos cuenta el aprovisionamiento que debe hacer para tan larga travesía: