Sagardoaren lurraldea

El broche final fue cosa del Baserritar Eguna

Descripción

Después de trasnochar el día anterior en los conciertos de Huntza y Puro Relajo, no hay mejor plan en el último día de fiestas que despertarse sin ninguna prisa -el que pueda permitírselo- y darse una vuelta por la feria de ganado y verduras situada como cada año en la Alameda.

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Ficha

  • Autor: E.P.
  • Fuente: El Diario Vasco
  • Fecha: 2019-09-12
  • Clasificación: 5.8. Otros
  • Tipo documento: Prensa
  • Fondo: Sagardoetxea fondoa
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  • Código: NA-009364

Texto completo

Después de trasnochar el día anterior en los conciertos de Huntza y Puro Relajo, no hay mejor plan en el último día de fiestas que despertarse sin ninguna prisa -el que pueda permitírselo- y darse una vuelta por la feria de ganado y verduras situada como cada año en la Alameda.

Los más golosos disfrutaron -o sufrieron, según cómo se mire- con la oferta de dulce presente en el Baserritar Eguna. Allí estuvieron, entre otros, el campeón de Euskadi de pastel vasco, la pastelería Goiuri de Izarra, o las rosquillas venidas desde Mallabia gracias a Mañeko-Azpi.

Desde Arbizu, a escasos cuarenta kilómetros de Pamplona, llegaron Mikel y Poxtiña con su queso. También ofrecían remedios para sofocar los excesos de estos días. Miel de acacia para la digestión, de eucalipto para el dolor de garganta o de brezo para el reuma. Para los estudiantes que vuelven a la carga estos días o los deportistas, la recomendación era de polen y jalea real.

Desde la vizcaína Arrakundiaga viajaron Rosa María -con las manos en la masa todo el día-, su marido Juan Luis y Coro. Alrededor de dos décadas llevan acudiendo al Baserritar Eguna. Ayer, como cada 11 de septiembre, se volvieron a levantar a las seis y media de la mañana para no faltar a la cita. La cola constante de gente en su puesto para probar sus talos de chorizo a la sidra, bacon, chocolate o queso, dejaban claro que la jornada había transcurrido de manera más que satisfactoria. «Todo es harina de maíz, sin gluten», explicaba Rosa María. «La clave está en hacerlos al momento, no venir con la masa hecha desde casa».

Muchos repiten
El trayecto hasta la Alameda fue mucho más corto para Alaitz, una asidua en los mercados de los miércoles en Damarri y en el del sábado de la calle San Pedro. También se mostraba «contenta» con lo vendido durante la mañana. «Ha ido muy bien». Sus verduras y hortalizas de temporada, con label hondarribitarra, llamaban la atención. Igual que el puesto de la panadería artesana Amona Margarita, que no paró de reponer existencias durante toda la jornada.

Los que hicieron el agosto, en pleno septiembre, fueron los integrantes de la empresa Basoan de Legutiano. Su surtido de setas, hongos, perretxikos, zizahoris, trufas de verano o arándanos rojos, triunfaron. «Vamos a agotar todo lo que hemos traído, que no es poco», apuntaban. En la fila para hacerse con unos hongos se encontraban Iñigo y Juncal. «Va a ser la comida de hoy», decía el primero. «Acompañado de una botella de sidra, que hay que acabar bien las fiestas».

Dos clásicos de este día, los bertsolaris Andoni Egaña, y Anjel Mari Peñagarikano, concentraron la atención a las doce en punto. A esa misma hora partió la comparsa de gigantes y cabezudos de Izugarria desde Zezen Plaza para recorrer las calles de la ciudad, y poco antes tuvo lugar la entrega de premios del Baserritar Eguna de este año. Maritxu Altuna se llevó el correspondiente a verduras y hortalizas, Félix Ugarte el de ganado y Ion Areitio el de la categoría de bueyes.

Fueron ellos, los bueyes, los que alrededor de la una exhibieron su fuerza en el arrastre de piedra. Fue el último acto de la mañana antes de volver a la carga a la tarde.

Un concierto especial
Al anochecer llegó el último concierto de las fiestas a cargo de la orquesta Et Incarnatus, que ofreció un espectáculo que contó con numerosos invitados. Entre ellos, Juantxo Arakama de Glaukoma, Maider Zabalegi, de Alaitz eta Maider, o integrantes de Hertzainak. Con el toro de fuego y los fuegos artificiales, a cargo de la Pirotecnia Zaragozana, se puso fin a unas fiestas que ya están en los libros.