Sagardoaren lurraldea

Manzana, mens sana

Descripción

Ayer se inauguraron en Gipuzkoa dos temporadas líquido-gastronómicas (sidra y txakoli) y un museo (Eibar). Dos a uno. No está mal: la realidad suele estar más desequilibrada a favor de las cosas de comer. El museo, además, es de armas: ojalá pronto todas las armas sean objeto de museo.

ocio astigarraga gipuzkoa hernani museo sidra sidrería txakoli txotx temporada del txotx

Ficha

  • Autor: Mitxel Ezquiaga
  • Fuente: El Diario Vasco
  • Fecha: 2007-01-18
  • Clasificación: 2.4. Txotx
  • Tipo documento: Prensa
  • Fondo: Sagardoetxea fondoa
  • Signatura: P7-7
  • »
  • Código: NA-009132

Texto completo

Ayer se inauguraron en Gipuzkoa dos
temporadas líquido-gastronómicas (sidra y
txakoli) y un museo (Eibar). Dos a uno. No está
mal: la realidad suele estar más desequilibrada a
favor de las cosas de comer. El museo, además,
es de armas: ojalá pronto todas las armas sean
objeto de museo.
Pero hablamos de sidra. Si un sociólogo de Harvard llegara en las próximas semanas a
las sidrerías de Astigarraga y viera las multitudinarias concentraciones que cada noche
se repiten en torno al txotx pensaría que es el mantenimiento de un rito ancestral,
materia para el National Geographic. Pero el boom de las sidrerías, que sí tiene una
base histórica y minoritaria, es fenómeno relativamente reciente y curioso.
¿Qué nos impulsa cada invierno a visitar estos lugares muchas veces incómodos,
frecuentemente fríos y siempre de menú fijo? Sin duda, las elementales pulsiones
gastronómicas: una sidra año tras año más equilibrada y una chuleta que es como la
piedra roseta de la alimentación. Pero sobre todo, algo más: lo que la sidrería tiene de
rito social.
En palabras de discurso parlamentario podría decirse que las sidrerías son un gran
espacio de tolerancia donde conviven clases e ideologías. En palabras de consumidor
podemos resumirlo así: la sidrería es un sitio donde la gente se mezcla, come bien y se
desinhibe a medida que cata más kupelas (ahora con el taxi de Vallina en la puerta para
evitar el susto del control). Y más en las sidrerías-de-comer-de-pie, que sustituyen la
incomodidad por el calor de la convivencia itinerante.
Empieza la temporada. La sidrería es una fábrica de riqueza y Hernani y Astigarraga
pelean su capitalidad. A nuestros museos llegan de momento pocos autobuses de
turistas, pero decenas de autocares de hermanos del oeste de la autopista y de
Iparralde descargarán clientes junto a las kupelas. Algo tendrá la sidra cuando la
bendicen.