Sagardoaren lurraldea

Astigarraga, de barrio rural a pequeña ciudad

Descripción

SAN SEBASTIÁN. DV. Astigarraga hace veinte años era un barrio de San Sebastián, con un acentuado carácter rural, aunque ya despuntaban los polígonos industriales que sustentarían su actual riqueza. Sólo dos décadas más tarde, de aquel barrio abandonado de la capital no queda casi nada.

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Ficha

  • Autor: Fernando Segura
  • Fuente: El Diario Vasco
  • Fecha: 2007-04-09
  • Clasificación: 6.7. Pueblos
  • Tipo documento: Prensa
  • Fondo: Sagardoetxea fondoa
  • »
  • Código: NA-009109

Texto completo

Astigarraga hace veinte años era un barrio de San Sebastián, con un acentuado carácter rural, aunque ya despuntaban los polígonos industriales que sustentarían su actual riqueza. Sólo dos décadas más tarde, de aquel barrio abandonado de la capital no queda casi nada. Astigarraga ha crecido en número de habitantes, las zonas empresariales están colmatadas, cuenta con todo tipo de servicios y el núcleo urbano se ha adecentado con parques y la peatonalización de varias calles. La Caixa en sus estudios sobre la calidad de vida en los municipios españoles sitúa a Astigarraga en los puestos de cabeza.

El desarrollo no ha llegado a su cénit. En los próximos años experimentará un salto todavía más radical: se convertirá en el centro de comunicaciones más importante de Gipuzkoa. La principal estación del tren de alta velocidad se situará en esta localidad, terminal que también acogerá un apeadero de Renfe (ahora el tren pasa por el término municipal, pero no para). Además, en Astigarraga conectarán la autovía del Urumea y el Segundo Cinturón de San Sebastián.

La clave que explica esta transformación radica en un hecho histórico del que hoy se cumplen veinte años. El 9 de abril de 1987 las Juntas Generales aprobaron la segregación de Astigarraga de San Sebastián. La localidad volvía a constituirse como municipio, recuperando un estatus histórico interrumpido tras la guerra civil, cuando fue anexionada por San Sebastián.

Referéndum

Bixente Arrizabalaga, alcalde de la localidad sidrera, resume con entusiasmo los cambios que ha experimentado el municipio «Éramos un barrio abandonado, donde ho había ni ambulatorio, ni entidadades de ahorro, ni servicios de ningún tipo. El deseo de segregarnos era algo generalizado entre los astigarratarras. Así se demostró en un referéndum que hicimos en el pueblo, con más del 95% de los vecinos a favor de la separación. Además -añade el alcalde- se encargó un estudio sobre la viabilidad de Astigarraga como pueblo independiente y el resultado fue que era posible».

Arrizabalaga señala que, tras las dos décadas transcurridas, la segregación ha sido un éxito. «En 1987 éramos 2.700 vecinos y ahora llegamos a 4.388. Nuestros polígonos industriales acogen 650 actividades. Contamos con todo tipo de servicios. Y no hay que olvidar que el índice de natalidad en Astigarraga rompe la tendencia a la baja que se registra en el resto de Gipuzkoa».

El crecimiento no se va a detener. Los planes urbanísticos prevén la construcción de 1.465 viviendas en los próximos ocho años, con la perspectiva de llegar a los 7.000 habitantes. Astigarraga ha basado gran parte de su desarrollo en la llegada de parejas jóvenes que han comprado vivienda en la localidad, ante la imposibilidad de pagar los precios que se piden en San Sebastián. Ahora bien, este efecto puede quedar anulado por el encarecimiento que también ha experimentado Astigarraga, donde el metro cuadrado de vivienda libre se sitúa entre las 800.000 y 1 millón de pesetas.

Arrizabalaga admite que los precios se han disparado, pero señala que para compensar esta realidad se está potenciando la oferta de VPO. «En breve se desarrollará una promoción de 780 pisos, de los que 260 serán de protección oficial. Pretendemos que los jóvenes de Astigarraga no se tengan que ir a vivir a otro sitio».

Identidad

Este apabullante desarrollo está cambiando la fisonomía y quizá la identidad de Astigarraga. El alcalde reconoce que las transformaciones son profundas, pero señala que desde el ayuntamiento se empeñan en afianzar el carácter de la localidad. «Una de nuestras señas de identidad es la sidra, de ahí que con la apertura de la Sagardoetxea queramos ser la capital de este producto. Además, para preservar en parte el carácter rural, hemos creado una agroaldea para compensar los terrenos que se vean afectados por las infraestructuras».

El alcalde subraya que Astigarraga ha sido durante siglos un centro de comunicaciones de primer orden, característica que va a recuperar con la estación del TAV y los nudos de carreteras. «Cuando hablamos de señas de identidad, tenemos que recordar que por aquí pasaba el Camino Real hacia Francia y el Camino de Santiago. En el vado de Ergobia se cobró peaje durante siglos para cruzar el Urumea. Ahora, de alguna manera, recuperamos aquella importancia estratégica».

Astigarraga cierra un ciclo histórico. De barrio rural a pueblo en expansión donde las risas de los niños en las calles muestran que el futuro es prometedor.