Sagardoaren lurraldea

La pócima mágica de los vascos.

Descripción

Reportaje y fotografía de Aitziber Muga - Sábado, 10 de Agosto de 2019 - Actualizado a las 12:34h El museo de la sidra de Astigarraga, Sagardoetxea, entre su oferta de actividades organiza una visita al museo Albaola ubicado en Pasai San Pedro, donde se está construyendo la réplica del ballenero del siglo XVI, Nao San Juan.

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Ficha

  • Autor: Aitziber Muga
  • Fuente: Noticias de Gipuzkoa
  • Fecha: 2019-08-10
  • Clasificación: 4.1. Experiencias de sagardun
  • Tipo documento: Prensa
  • Fondo: Sagardoetxea fondoa
  • »
  • Código: NA-009073

Texto completo

El museo de la sidra de Astigarraga, Sagardoetxea, entre su oferta de actividades organiza una visita al museo
Albaola ubicado en Pasai San Pedro, donde se está construyendo la réplica del ballenero del siglo XVI, Nao San
Juan. El objetivo de esta salida es dar a conocer la vinculación de la sidra con el mar.
La mayor actividad de los balleneros vascos se produjo entre los siglos XIV y XV, pero cuando la ballena franca
comenzó a desaparecer del Golfo del Bizkaia, los pescadores tuvieron que ir en busca de este preciado cetáceo hasta
las costas de Terranova (Canadá).
La pesca de la ballena era muy rentable, por lo que merecía la pena pasar largas temporadas en alta mar. La principal
fuente de ganancia estaba en la grasa del animal, que posteriormente se convertía en aceite, a la que se la denominaba
saín. Se utilizaba en el alumbrado y su ventaja era que ardía sin desprender humo ni dar olor. Además, los filamentos
o barbas del enorme mamífero constituían uno de los escasos materiales flexibles de la época. No obstante, la carne
apenas se consumía en la península, pero se salaba y se vendía a los franceses. Por último, también se aprovechaban
sus grandes huesos que servían como material de construcción, adorno y para la elaboración de muebles.
Antes de emprender el largo viaje hasta la zona de Red Bay de la península de Labrador (Canadá), entre otros
productos, la bodega del barco se cargaba con un gran número de barricas de sidra. Se calcula que de media cada
marino consumía unos tres litros de sidra al día.
Esta ingesta de zumo de manzana fermentado evitaba que los pescadores vascos enfermaran de escorbuto, una
dolencia causada por la falta de vitamina C que provocaba inflamación de las encías y hemorragias. Era una
enfermedad muy común entre los marineros debido a la falta de fruta fresca y hortalizas en su dieta. No obstante, la
sidra, al estar hecha de zumo de manzana, suplía la carencia de la vitamina C, lo que no ocurría con los marineros
nórdicos, ya que bebían cerveza.
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Todo ello lo explicarán en la Factoría Marítima Vasca Albaola, donde se podrá disfrutar en directo de la construcción
con técnicas de carpintería de ribera del siglo XVI de la réplica de la Nao San Juan.
Esta embarcación construida en Pasaia es un ejemplo de los primeros buques de carga transoceánicos que zarpaban
del País Vasco hacia Terranova. Este reflejo del esplendor y hegemonía mundial de la industria marítima vasca se
hundió en la costa de Canadá, en Red Bay en el año 1565.
400 años después, en 1978, un equipo de arqueólogos canadienses lo descubrió y tras 30 años de estudio va a ser
posible reconstruir este barco mercante, símbolo del Patrimonio Subacuático de la Unesco.