"En la sidrería estamos en pleno relevo generacional y este premio es para nosotros todo un espaldarazo".
Descripción
Marta San Sebastián - Martes, 9 de Julio de 2019 - Actualizado a las 06:03h Tolosa- El mayor, Joseba, de 27 años, estudió Física, y el pequeño, Mikel, que tiene ahora 25 años, se decantó por la Ingeniería Eléctrica, pero enseguida vieron que no era lo suyo.
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Ficha
- Autor: Marta San Sebastián
- Fuente: Noticias de Gipuzkoa
- Fecha: 2019-07-09
- Clasificación: 2.0. Sidrería
- Tipo documento: Prensa
- Fondo: Sagardoetxea fondoa »
- Código: NA-008946
Texto completo
OLOSA- El mayor, Joseba, de 27 años, estudió Física, y el pequeño, Mikel, que tiene ahora 25 años, se decantó por la Ingeniería Eléctrica, pero enseguida vieron que no era lo suyo. En casa están contentos de que los dos hijos hayan tomado la decisión de continuar en la sidrería familiar. “Siempre hay dudas sobre cómo lo van a hacer los jóvenes y este premio es un reconocimiento”, aseguran los hermanos Lasa.
¿Esperaban ganar el concurso?
-MIKEL: El aita ya tiene un segundo puesto y un tercero, pero nunca habíamos ganado el concurso. En la temporada de txotx hemos tenido muy buenas impresiones y teníamos confianza en que podíamos hacer un buen papel. La gente nos estaba diciendo que era la mejor sidra que habían probado esta temporada. Además, en Fraisoro, donde se puntúa la sidra antes de que sea embotellada, nos habían hecho muy buena valoración.
Hace poco tiempo que han entrado en la empresa familiar, ¿qué significado tiene este premio?
-JOSEBA: Es un reconocimiento muy grande. Siempre hay dudas de cómo lo van a hacer lo jóvenes y este premio llega en el mejor momento. Por otra parte, en el terreno comercial tenemos ahora otro recurso para colocar la sidrería Isastegi en el mapa de las sidrerías y entrar en esa liga.
¿Desde cuando producen sidra en Isastegi?
-J.: Diría que desde siempre. En esta zona siempre se ha producido sidra en los caseríos. En nuestro caso, el aitona y nuestro padre empezaron poco a poco quitando metros a la cuadra y añadiéndoselos a la sidrería. Se empezó a comercializar la sidra en botella en 1983. Ahora también seguimos dos generaciones, el aita, que lo va dejando poco a poco, y nosotros dos, que somos dos hermanos.
¿Tenían claro que querían vivir de la sidrería familiar?
-M.: El aita y la ama querían que fuésemos a la universidad;nos decían que la sidrería estaría aquí. Yo empecé a estudiar Ingeniería Eléctrica, pero no era lo mío, aunque finalmente terminé la carrera.
-J.: No lo teníamos nada claro. En mi caso, estudié Física e, incluso, hice algún intento en el extranjero, pero desde hace un par de años estoy en la sidrería con mi hermano.
¿Qué es lo que más les gusta de vivir y trabajar de la sidra?
-M.: Es lo que hemos visto toda la vida, y es algo que hacemos con gusto. Es un trabajo muy variado;cuatro meses al año estamos en la sidrería, después toca hacer la sidra, embotellar, plantar, trabajo de oficina, reparto...
¿Quieren innovar o aferrarse a la tradición?
-J.: Se pueden hacer más productos con la manzana de aquí. Son ideas que tenemos en mente y que iremos viendo si tienen salida.
-M.: Lo primero es mantener lo que tenemos. En la sidrería nos esforzamos en mantener el ambiente tradicional sin parecer una sidrería vieja. Hay que mantener el equilibrio y parece que estamos acertando.
Estamos en julio, pleno verano, ¿qué les toca hacer ahora?
-M.: Tenemos alrededor de 7-8 hectáreas de manzanales y en verano toca cuidar y preparar el terreno para empezar a principios de septiembre a recoger la manzana.
¿Cuánta manzana necesitan para abastecer la demanda?
-J.: Para la Denominación de Origen utilizamos nuestra manzana, de vecinos de Aldaba Txiki, y también de agricultores de Altzo, Gaztelu, Orendain... para el sello Gorenak, en cambio, este año seguramente no habrá que traer manzana de fuera porque la cosecha parece que va a ser abundante, pero normalmente necesitamos más manzana de la que podemos tener.
¿Es difícil hacerse un hueco en el mercado de la sidra?
-J.:Sí, es complicado, hay muchas marcas y hay que trabajar la confianza del cliente, y de ahí la importancia de los sellos de calidad. Afortunadamente, exportamos a EEUU, Canadá, Europa... y ahora también a Japón. Por otra parte, vamos a empezar también con la sidra ecológica para ofrecer una opción más al cliente. Animamos a nuevos baserritarras a que planten manzanos, que podamos pagarles un precio digno para que puedan vivir y que nosotros, al mismo tiempo, podamos tener manzana autóctona y con sello de calidad, y completar así la cadena.