Malus Mama, una sidra vasca de 50 euros que se vende a través de un casting
Descripción
Inspirado en la "ice cider" canadiense, Iñaki Otegi es el creador de Malus Mama. Produce 2.500 botellas al año que no vende a cualquiera: hay que pasar un "examen". Nuestro protagonista camina por los manzanales del valle de Astigarraga (Guipúzcoa) con la mirada brillante, como si paseara por un grand cru francés o un pago exclusivo del que fuera amo y señor.
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Ficha
- Autor: Javier Caballero
- Fuente: Expansión.com
- Fecha: 2019-02-19
- Clasificación: 2.1. Sidra
- Tipo documento: Prensa
- Fondo: Sagardoetxea fondoa »
- Código: NA-008370
Texto completo
Nuestro protagonista camina por los manzanales del valle de Astigarraga (Guipúzcoa) con la mirada brillante, como si paseara por un grand cru francés o un pago exclusivo del que fuera amo y señor. Lo hace rememorando una epifanía ocurrida hace ya unos años, esa zarza ardiente que aún le alumbra en un transitar enológico insospechado. "Yo soy químico, además de haberme sacado el máster en Viticultura y Enología en Agrónomos, en Madrid. Estando de becario en la Cámara de Comercio y estudiando para sommelier fui a una cata organizada por la Embajada de Canadá. Era el año 2003. Mientras todos cataban ice wines, en una mesita a la derecha, como un patito feo, estaba una botella de sidra de hielo. La probé y me impactó. Siempre buscaba algo que me recondujera a casa y pensé que eso se podía hacer en Euskadi", recuerda Iñaki Otegi (San Sebastián, 18 de diciembre de 1972).
La etiqueta está ilustrada con una garua (hoja de manzano).
La sidra de hielo canadiense, al igual que el ice wine, es una bebida que se elabora durante el crudísimo invierno septentrional, cuyo requisito es que la recolección de las manzanas -congeladas cual piedras- se realice a temperaturas de 8 a 10º C bajo cero, al igual que su prensado. El resultado es una bebida, néctar exquisito y bastante caro, muy concentrado en azúcares y de profundísimo aroma. El Malus Mama que ha creado Otegi ha conquistado a chefs como Pedro Subijana, Quique Dacosta, Pepe Rodríguez, Andoni Luis Aduriz y, por ende, a sumilleres que prescriben elixires en establecimientos con estrellas Michelin. "No lo puedo llamar sidra de hielo por un tema de legalidad, la mía es sidra naturalmente dulce, no me atrevo a llamarla ice cider. Además, aquí no se dan las condiciones climatológicas para que el fruto se congele. En Canadá también tienen su clausulilla. Si la naturaleza no congela las manzanas recurren al frío industrial", explica.
A pesar de ello, este viñador ha despertado el interés fuera de nuestras fronteras. "He mandado producto a amigos malayos de Londres, a Japón y a Australia o Nueva Zelanda, y me surgen clientes por Internet interesados en pertenecer a esta familia que hemos formado. El cliente llega a esta sidra porque suele probarla en un restaurante, con la prescripción detallada del sumiller, así que se genera un momento muy especial que luego tiene continuidad".
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Para ser su cliente hay que mandarle un cuestionario para que él mismo ratifique si se es merecedor de su producto, para que el consumidor razone y argumente por qué ha de ingresar en el exclusivo club de su brebaje. O sea, su target es escogido a través de casting digital. "Quiero ver el perfil de la gente, de dónde viene, por qué ha llegado hasta aquí, dónde nos ha conocido... Acaba de entrar en Le Bernardine (tres estrellas en Nueva York) a través del sumiller". Sólo saca 2.500 botellas por añada a unos 50 euros (37 cl). "Desde 2008 vengo macerando este proyecto y empecé a sacar añadas en 2009. Malus es manzana en latín y mama en euskera significa mosto o algo rico que se le dice a los niños para que coman. Era de una gran musicalidad y lo registré".