Sagardoaren lurraldea

El olor a manzana vuelve a Gamioxarrea

Descripción

El de Gamioxarrea en Arizkun es uno de los pocos lagares que quedan en el Valle de Baztan totalmente operativo, como lo demuestra la asociación Jo ala Jo, que un día al año vuelve a recuperar la función de su prensa barroca del siglo XVIII. Ayer, el olor a manzana se sentía en toda la localidad.

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Ficha

  • Autor: Alicia del Castillo
  • Fuente: El Diario Vasco
  • Fecha: 2017-10-22
  • Clasificación: 5.8. Otros
  • Tipo documento: Prensa
  • Fondo: Sagardoetxea Fondoa
  • »
  • Código: NA-007686

Texto completo

Desde las nueve de la noche del viernes, se comenzaban a machacar «hasta 2.000 kilos de manzanas», como explicaba el txistulari arizkundarra y miembro de Jo ala Jo Patxi Larralde. Durante la mañana de ayer ultimaban el trabajo bajo la atenta mirada de vecinos y visitantes que se acercaban hasta Arizkun para ver la antigua tradición. Primero el machacado y después, montan, pieza por pieza, como si de un rompecabezas se tratara, la antigua prensa por la que pasan todas esas manzanas rotas en pedazos. El mosto se pasa directamente a las barricas que esperarán en la bodega hasta que fermente y se convierta en sidra.
Mucha manzana

«Este ha sido un buen año para la manzana. Habremos recogido unos 2.600 kilos. Toda de Baztan y el 40% más o menos de Arizkun. 2.000 litros para sidra y con el resto hemos hecho zumo de manzana que hemos pasteurizado. Había tanta manzana que se han roto las ramas de algunos árboles por el peso», explicaba Larralde. Fuera de Gamioxarrea están precisamente los manzanos de los que habla.

Al mediodía, aprovechando la tregua que dio la lluvia, una comitiva llegaba al son de las gaitas hasta la plaza de la localidad. Primero un dantzari interpretaba distintas piezas. Después llegaba el turno de la Kirikoketa, el instrumento nacido del trabajo del machacado de las manzanas. Las largas mazas golpean un tablón. Es parecido a la txalaparta, pero mientras en ese otro instrumento son dos los percusionistas, en el caso de la Kirikoketa son tres. Su nombre precisamente parece derivar del sonido que producen.

Después, distintas dantzas bailadas de una forma peculiar, con los 'eskalopinak', los grandes zuecos en los pies. Aunque para una de ellas, que realizaban los dantzaris sobre un taco de madera, se descalzaban. Música, dantza y equilibrio unidas bajo la atenta mirada de todos los que acudieron ayer a la localidad.

En la misma plaza, los artesanos y elaboradores agroalimentarios de la comarca mostraron y vendieron sus productos.