Iparragirre: la sidra extratemporal
Descripción
Las hermanas eguzkitza sacan la sidra de la habitual temporada invernal para ponerla a disposición del público todos los fines de semana del año.
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Ficha
- Fuente: Noticias de Gipuzkoa
- Fecha: 2016-07-22
- Clasificación: 2.0. Sidrería
- Tipo documento: Prensa
- Fondo: Sagardoetxea fondoa »
- Código: NA-006821
Texto completo
Hay veces en que ciertos principios son tomados como dogmas indiscutibles sin que nos paremos a pensar en su peso o realidad. Es el caso de la temporalidad de las sidrerías, cuya actividad se limita por lo general al cuatrimestre que abarca entre enero (concretamente a partir de la festividad de San Sebastián) y finales de abril. Cuando alguna sidrería alarga dicha temporada un par de meses o durante todo el año, no son pocas las voces que, apelando a una tradición secular, braman contra lo que se considera poco menos que un sacrilegio. “Eso es antinatural”, “las sidrerías auténticas abren de enero a abril”, “toda la vida se ha hecho así”… Y otras lindezas por el estilo son comentadas por los entendidos en sidrerías que pueblan nuestro entorno. Pero como bien recuerda Arantxa Eguzkitza, responsable de la sidrería Iparragirre y quien fuera durante ocho años presidenta de la Asociación de Productores de Sidra Natural de Gipuzkoa, “el txotx es una actividad más o menos reciente. Antes, a nuestra casa a probar la sidra solo venían los clientes fijos, los que luego compraban sidra para llevar a su casa, o los parientes y amigos. El boom de las sidrerías vino después de la muerte de Franco, cuando los euskaltegis empezaron a promover la cultura vasca y la gente empezó a visitar las sidrerías como se hace ahora”. Así que podemos calcular que la práctica de acudir a las sidrerías en la temporada del txotx o el espitxe es una costumbre que cuenta con unos 40 años más o menos.
Otro asunto que se olvida con facilidad o que se desconoce es las horas bajas por las que atravesó, a mediados del pasado siglo, la producción de sidra en Gipuzkoa. “Aquí, en concreto en el barrio Osinaga, fuimos solo nosotros y Altzueta los que seguimos elaborando sidra en aquellos tiempos. Fue una práctica que estuvo a punto de desaparecer en su día”. No se puede, por lo tanto, negar experiencia y autenticidad a esta sidrería hernaniarra, una de las de más larga trayectoria de Gipuzkoa, cuyo origen se pierde en el tiempo aunque las columnas de madera de la casa han permitido datar en más de 500 años la existencia de la construcción y su relación con la sidra.
Viene todo esto a cuento de que esta veterana sidrería ha optado recientemente por abrir sus puertas y ofrecer su sidra al txotx durante todo el año, si bien fuera de la temporada tradicional, Iparragirre abre únicamente los fines de semana, concretamente los mediodías de viernes a domingo y las noches de viernes y sábado.
Iparragirre está dirigida por dos hermanas, Arantxa y Ana Eguzki-tza Beobide, que tras tomar el relevo de su padre, han renovado tanto las instalaciones como la filosofía de la explotación familiar, antes diversificada con ganado y diferentes cultivos, centrándola casi exclusivamente en la producción y la venta de sidra.
En Iparragirre se elaboran actualmente tres tipos de sidras. La sidra natural, bajo el sello Iparragirre, la sidra Urniola, cuyo nombre alude al caserío de Aia en el que nació su padre, producida dentro del sello Eusko Label, y la sidra Beobide, de producción biológica, bautizada en homenaje a su madre y también dentro de Eusko Label. Iparragirre cuenta con varias características que la hacen especial. Para empezar, como hemos dicho, permanece abierta los fines de semana de todo el año, además de que puede acudirse a degustar su sidra y su oferta gastronómica cualquier día de la semana, previa reserva, en grupos a partir de diez personas. En temporada, de enero a abril, cómo no, abre todos los días. Por otra parte, Iparragirre cuenta con una variedad gastronómica que no se limita al menú de sidrería. Además de dicho menú, podemos degustar otras especialidades como txipirones de temporada, carrilleras de cerdo, ensalada del tiempo, pescado de temporada, pastel de hongos, costilla de ternera... o la gran especialidad de la casa, el Euskal Okel Taloa parrillan, una hamburguesa de 240 gramos elaborada con carne de certificación Eusko Label acompañada de pimientos rojos y unas exquisitas patatas fritas caseras. Además, cuenta con una amplia gama de postres caseros. Como puede intuirse a la vista de la carta, Arantxa y Ana apuestan ciegamente por los productos locales y/o de temporada. De hecho, Iparragirre es la única sidrería que sirve exclusivamente carne con certificación Eusko Label. La tortilla de bacalao también se prepara con huevos label y el queso que se sirve en el postre es, por supuesto, de Idiazabal, concretamente de Sunbilla. “Lo único que no es de aquí en nuestro menú de sidrería es el bacalao, que nos lo traen de Noruega”, bromea, muy en serio, Arantxa Eguzkitza mientras nos comenta las virtudes de su pequeño imperio.
Recientemente pudimos comprobar esas virtudes de la mano del cocinero hernaniarra Juanjo Usarraga, encargado de los fogones de Iparragirre: marmitako en vaso, tomate de Hernani en ensalada proveniente del caserío Berakarte, bacalao frito con pimientos, bonito a la parrilla con tomate concassé y patata nueva, Euskal Okel taloa y chuletón de viejo con certificación Eusko Label. Siguió a la degustación un sorbete de manzana y sidra que nos preparó para una degustación de postres conformada por tarta de manzana, pudding de manzana, helado de Idiazabal y tarta de queso. Todo excelentemente ejecutado, destacando la osadía del punto del bonito, que resultó uno de los platos más delicados y sabrosos del menú. Además de sus excelencias gastronómicas, Arantxa y Ana organizan en las renovadas instalaciones de Iparragirre visitas guiadas, catas, exposiciones y diversos eventos a lo largo de todo el año, con lo que la labor de estas abnegadas hermanas va más allá de la mera producción y venta para alternarse con una vocación divulgadora e informativa sobre el mundo de la sidra, su historia y sus características. Un ejemplo digno de aplauso que, sin duda, pronto comenzará a extenderse a otras sidrerías que vean en Iparragirre un modelo a seguir.