Sagardoaren lurraldea

¿Desde cuándo se bebe sidra en Asturias?

Descripción

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Ficha

  • Fuente: Diario de Gastronomía
  • Fecha: 2012-05-26
  • Clasificación: 2.1. Sidra
  • Tipo documento: Prensa
  • Fondo: Sagardoetxea fondoa
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  • Código: NA-003483

Texto completo

El cultivo de manzano en Asturias está íntimamente ligado a su historia. A falta de testimonios escritos anteriores, existe constancia de la presencia de manzanos en esta Región antes de la invasión romana a través de los escritores latinos, remontándose la primera referencia histórica a la época de los astures. Los primeros vestigios Respecto a los primeros vestigios de la sidra en el Principado, el Consorcio Regulador Denominación de Origen Sidra de Asturias destaca un escrito de Carmen Fernández Ochoa, directora de excavaciones arqueológicas del Xixón romanu, en el que asegura: “Ya antes de los romanos la sidra constituía bebida común entre los habitantes de Asturias. No poseemos datos seguros al respecto, pero la escasez de vino, empleado únicamente en festines familiares — al decir de Estrabón— y la escasez de la cebada, así como la referencia de Plinio a manzanas, serían argumentos a favor de la elaboración ancestral de esta bebida típica de la región”. De la Edad Media existen abundantes testimonios que dan cuenta de la elaboración de sidra en Asturias. Las alusiones a pumares, pomifera, pomares, sicera, sidra y otros vocablos relacionados son constantes en documentos fundacionales de monasterios y abadías, en fueros, donaciones, testamentos y, a partir del siglo XI, en los contratos de mamposteria o mampostura. En los siglos XII y XIII, la explotación del manzano constituía la mayor riqueza arborícola de la región. Una muestra de la importancia económica de esta actividad es su regulación mediante los llamados contratos de mampostería, consistentes en la cesión de terreno de un particular a otro para la plantación de manzanos. La Edad Moderna El siglo XVIII es el referente histórico de la extensión del cultivo de manzano de sidra en Asturias, como se recoge en los escritos de Francisco de Paula y Caveda y de Tomás López, quien en 1772 realizó trabajos cartográficos recogiendo datos sobre las principales producciones agrícolas. Durante esta época Jovellanos documenta en varios de sus escritos los principales hábitos de consumo de los asturianos, mencionando la obligada presencia de la sidra como bebida regional en romerías y fiestas populares, además del importante consumo casero en el entorno rural, aunque también señala la mala situación económica en el entorno rural como el principal freno a su consumo. A lo largo del XIX el mercado de la sidra queda condicionado por dos fenómenos: la emigración a tierras americanas y la evolución de la población asturiana hacia el interior de la región. El incremento demográfico en torno a núcleos comerciales e industriales origina un consumidor urbano-industrial frente al rural, variando sensiblemente los hábitos y las situaciones del consumo. Por otro lado, la emigración da lugar a la aparición de un importante mercado en América. Aparición de la sidra ‘champagne’ En estos años se produce la aparición de la primera industria de sidra ‘champagne’, de la que es pionera la empresa Industrial Zarracina creada en 1857 en Gijón. Esta nueva sidra se obtenía por carbonatación de la sidra tradicional y la palabra “champagne” se asociaba con la efervescencia típica de este producto. corto | largo Posteriormente serían varios los industriales que secundarían la iniciativa, fundando nuevas instalaciones orientadas a la elaboración de este nuevo producto que gozó siempre del aprecio de los consumidores del continente americano. La expansión por los mercados nacionales e internacionales populariza el producto fuera de la región y vincula fuertemente el nombre de Asturias con la sidra.