Sagardoaren lurraldea

La cultura sidrera, un legado inmaterial que empapa Asturias

Descripción

El reconocimiento de la Unesco pone el ramu a un largo camino emprendido por expertos, profesionales y ciudadanos para preservarla

- historia cultura patrimonio sidra unesco

Ficha

  • Autor: Pablo A. Marín Estrada
  • Fuente: El Comercio: Diario de Asturias
  • Fecha: 2024-12-08
  • Clasificación: 2.1. Sidra
  • Tipo documento: Prensa
  • Fondo: Sagardoetxea fondoa
  • »
  • Código: NA-017474

Texto completo

La declaración esta semana de la cultura sidrera asturiana como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco culminaba un camino en busca del respaldo institucional para preservarla, impulsado desde hace años por expertos, profesionales del sector y ciudadanos sensibilizados con el valor del legado patrimonial y que tenía su primer hito hace una década, cuando el Gobierno del Principado aprobaba en julio de 2014 el decreto de Bien de Interés Cultural Inmaterial para nuestra cultura sidrera. Pero el paso decisivo para conseguir el reconocimiento de la Unesco se daría cuatro años después con la creación del Comité Director de la candidatura, verdadero motor de la misma, como lo sería también la Cátedra de la Sidra de la Universidad de Oviedo, dirigida por el profesor Luis Benito García. El logro final de su objetivo pone el 'ramu' ahora a la salvaguarda de una cultura que ha acompañado al pueblo asturiano a lo largo de generaciones y con una raigambre que se remonta a los mismos orígenes históricos de la región.

La relevancia social, económica y vital de la sidra asturiana en el presente se manifiesta como la mejor garantía para asegurar su futuro, pero tal vez solo pueda explicarse desde su compleja y profundamente arraigada dimensión cultural. Acerca de ello parece no haber ninguna duda en cualquier ámbito del sector que se consulte, del más imbricado en la industria al de los especialistas académicos. Así lo expresa María Cardín, presidenta de la Asociación de la Sidra de Asturias, la plataforma profesional que agrupa a los lagareros, y directora comercial del Grupo El Gaitero, para quien «los asturianos dicen la palabra sidra y se sienten en casa, eso no es solo por el producto sino toda la cultura que lo sustenta». La directiva ponía como ejemplo el hecho de que «en muchas casas se sigue elaborando sidra para consumo propio, una gran parte de las pumaradas son familiares y se reúnen todos los miembros para pañar manzana. O algo aún más general: en todas las fiestas que celebramos en Asturias hay sidra, desde las romerías de prau a celebraciones como ahora en la navidad, donde se bebe la espumosa en cada hogar». Para Cardín, el reconocimiento aprobado hace escasos días en Paraguay «debería servirnos para aprender más de la importancia de la cultura de la sidra, parece que en ocasiones no vamos más allá del escanciado y muchos siglos antes de él ya existía todo ese importante patrimonio inmaterial».

Esta última aseveración la comparte y corrobora la historiadora Amalia Trancho, quien ha investigado en su tesis doctoral 'Recursos, costumbres y usos alimentarios en la Asturias Medieval', el protagonismo de la sidra y del cultivo de la manzana, y para quien la declaración de la Unesco «ratifica claramente que la cultura sidrera es un bien identitario de los asturianos a preservar y es algo que debemos de tener muy en cuenta a partir de ahora, como obligación de preservarlo en su integridad». Sobre ese mismo aspecto ha abordado uno de sus trabajos: 'Pane et sicera como elementos identitarios de diferenciación en la documentación medieval asturiana(siglos IX-XIII)' (2019). En él, partiendo de un campo ya estudiado por investigadores como María Josefa Sanz, Miguel Calleja o Perfecto Rodríguez Fernández, concluye que el de los pumares «es el cultivo por excelencia en Asturias y el más antiguo referenciado en la documentación altomedieval», también la proliferación y relevancia en toda esa documentación de la sidra: «Aparece en más de 40 documentos como medio de pago en una economía de trueque, también como elemento en la firma de acuerdos o contratos y donde en otras comunidades nos encontramos que se rubrican con una copa de vino, aquí se pone por escrito 'con un vaso de sidra'. En cuanto a los pumares, aparecen siempre en lugar preeminente en todo tipo de ventas o donaciones, al igual que los bienes para elaboración de sidra: lacare, torcularium...».

LAS FRASESMaría Cardín Presidenta de ASSA«Los asturianos dicen sidra y se sienten en casa, no es solo por el producto, es toda su cultura»Amalia Trancho Historiadora«El pumar es el cultivo por excelencia de nuestra región y el más antiguo que hay documentado»Roberto González-Quevedo Antropólogo«Es una bebida social que convoca a la solidaridad y a la autoafirmación aún hoy»
Sobre el primer documento que hace referencia al cultivo del pumar, Trancho cita el testamento de Fakilo fechado en 793 en el que se hace donación al monasterio de Santa María de Libardón de unas tierras con pumares. Y el primero donde aparece la sidra es del 904, una venta en la cual un 'medro de sicera' forma parte del precio en especie que se paga por una heredad en Pictacios (Lena). La historiadora subraya que es el primer documento auténtico, ya que el muy repetido sobre la fundación del monasterio de Obona del siglo IX «es una falsificación según todos los estudiosos». Otras referencias importantes son las que contienen los Fueros de Oviedo (1145) y de Avilés (1155), donde «aparece perfectamente reglamentada la venta de sidra, lo cual corrobora también que había excedentes más allá de la elaboración casera y que era objeto de comercio, al menos interior», apunta Trancho. En el segundo de estos textos se puede leer que 'Thot omne, qui pane aut sícera aver a vender, véndalo qual ora si quisier sin calumpnia (e)non lo dexe nullo omne'.

Desde los tiempos de los fueros medievales y especialmente a partir del siglo XIII, el cultivo de los pumares en Asturias experimentaría un progresivo crecimiento que alcanzaría un gran desarrollo a lo largo del siglo XVI. Dos siglos más tarde, el poeta Bruno Fernández Cepeda (1744-1803) en su obra 'Riqueza asturiana', tras enumerar las distintas variedades de manzana y elogiar la sidra, da cuenta de su prestigio y rentabilidad: «Que ella sola/ enriquez al que la faga,/da don al que no lu tien/y horros y cases llevanta». Sobre ese significado sociocultural expresa el antropólogo Roberto González Quevedo que «además del componente notable que ha tenido en la economía tradicional de la Asturias rural, el simbólico y cultural tiene una gran importancia, tanto en el ciclo ritual de todo el proceso desde la elaboración al consumo, como en lo que tiene de bebida social que convoca la solidaridad y autofirmación grupal. Es algo que aún vemos hoy y resulta muy interesante en cómo comparte el tiempo de ocio la juventud. En lo identitario, también es clave: es un icono de Asturias, tanto para nosotros como para quien viene de fuera», señala el experto sobre un patrimonio ya lo es oficialmente también de la Humanidad.

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