Sagardoaren lurraldea

La sidra asturiana ya es Patrimonio de la Humanidad

Descripción

La distinción como Patrimonio Cultural Inmaterial reconoce cómo su producción cuida los paisajes y su consumo se impregna en las tradiciones y el lenguaje.

- historia cultura patrimonio sidra unesco

Ficha

  • Autor: Juan Pedro Chuet-Missé
  • Fuente: Viajes National Geographic
  • Fecha: 2024-12-10
  • Clasificación: 2.1. Sidra
  • Tipo documento: Prensa
  • Fondo: Sagardoetxea fondoa
  • »
  • Código: NA-017472

Texto completo

Es momento de brindar en Asturias, y con sidra por supuesto, porque la cultura que rodea a la bebida más famosa del Principado fue reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, lo que encumbra a España como uno de los países con más distinciones en ese campo, con 22 manifestaciones.

El Comité Intergubernamental de Salvaguardia del Patrimonio Cultural, que se reúne estos días en Asunción (Paraguay) ha distinguido que la cultura sidrera asturiana vincula las prácticas de producción, distribución y consumo de la bebida con una serie de rituales y tradiciones “que favorecen el encuentro y la integración de la población”.

La importancia de la sidra en la cultura de Asturias
Las ventajas que ha destacado la Unesco son varias: ha considerado que la sidra ayuda a preservar los paisajes de la región, fija la población en territorios rurales, potencia el desarrollo de la gastronomía local, forma parte de las fiestas tradicionales y su impacto alcanza al patrimonio musical y lingüístico.

Así se siente en palabras que provienen del idioma asturiano, como espalmar (fermentar la sidra), chigre (taberna típica o sidrería), seronda (otoño, relacionado con la época de recolección de las manzanas), espichar (abrir un tonel); o en expresiones como nun se bebe, se tira (en referencia a que la sidra debe consumirse en un trago para que no pierda sus propiedades).

Integración con el paisaje y las tradiciones
La Unesco añade que los huertos de manzanos son un elemento característico de los valles asturianos, y que el consumo de la sidra es un factor de socialización, ya sea en los hogares como en las sidrerías, en las fiestas populares y en las áreas de picnic.

Además, reconoce que las prácticas relacionadas con el cultivo, la recolección de las manzanas y la elaboración de la bebida se transmiten de generación en generación, donde la producción artesana sigue ocupando un importante lugar frente a la industrial. La sidra, apunta el organismo, “es parte integral de la cocina local, de los eventos y las fiestas tradicionales, como los peregrinajes, los concursos de degustación, los amagüestos (fiesta de la castaña) y las espichas (fiestas de la sidra).

El mundo de la sidra asturiana
En Asturias hay 76 variedades de manzanas que se consideran como aptas para la Denominación de Origen Protegida Sidra de Asturias, que se clasifican en cuatro categorías: las ácidas (como la raxao, carrió y la durona de Tresali), las dulces (donde se encuentra la verdialona), las amargas (aquí están la regona, la amariega y la clara) y las agridulces (como la coloradona).

Con ellas, se elaboran tres tipos de sidra. La más popular es la sidra de escanciar o tradicional (que no se filtra y requiere el escanciado para airearla), la natural espumosa (que es carbonatada de manera natural durante el proceso de segunda fermentación), y la ‘nueva expresión’ (que está filtrada y pensada para consumirse sin necesidad del escanciado).

Orígenes milenarios
La tradición de cultivar manzanas para elaborar una bebida se remonta a tiempos antiguos, previo a la llegada de los romanos, pero la sidra como más o menos la conocemos tiene sus raíces en la Edad Media, donde hay registros de su producción que datan del siglo VIII. En los siglos XVIII y XIX se consolidó como una de la principales bebidas de la región, y actualmente en la comunidad autónoma se elaboran de 50 a 55 millones de litros anuales, de los que solo cinco millones se realizan bajo la DOP Sidra de Asturias.

Además del importante consumo local y de otras regiones de España, como Galicia y Cantabria, gran parte de la producción se exporta a Reino Unido, así como a EEUU (donde su consumo es cada vez más importante), Alemania y Francia.

Villaviciosa se considera como la capital de la sidra asturiana, pero también cabe destacar la importancia de la producción y el cultivo de manzanas en Nava (que aloja al Museo de la Sidra), Siero, Gijón, Sariego y Cabranes. Pero estos días, todos los pueblos y ciudades de Asturias levantan sus vasos de sidra, aunque sea un culín, para celebrar esta denominación de la Unesco que tardó diez años en ser realidad.