Sagardoaren lurraldea

Un pedal para abrir la kupela y hábitos que deja el covid

Descripción

La mascarilla ya no es obligatoria en el transporte público pero se mantienen las colas y distancias, o ya no se cuestionan las vitrinas para tapar los pintxos

ocio gastronomía sidra temporada del txotx

Ficha

  • Autor: Ander Balanzategi
  • Fuente: El Diario Vasco
  • Fecha: 2023-02-11
  • Clasificación: 2.4. Txotx
  • Tipo documento: Prensa
  • Fondo: Sagardoetxea fondoa
  • »
  • Código: NA-015657

Texto completo

Las medidas sanitarias contra el coronavirus limitaron, eliminaron o crearon nuevas costumbres del día a día. Si bien el uso de los geles hidroalcohólicos o los saludos de codo prácticamente han desaparecido, hay hábitos que ya son parte de la nueva normalidad. La mascarilla se mantiene pero su uso es cada vez menor. El miércoles terminó la obligatoriedad de utilizarla en el transporte público, aunque habrá gente que la siga usando por precaución. Por su parte, las cristaleras en los bares para cubrir los pintxos o las colas fuera de los comercios y con separación de un metro se han quedado a menudo en la vida cotidiana. También se mantienen sistemas que fueron inventados para los tiempos pandémicos. Es el caso de los pedales de la sagardotegi Aulia de Legorreta, que permitió abrir los grifos de las kupelas de forma segura.

Con las medidas sanitarias en el sector hostelero se perdió el tradicional txotx, ya que los comensales no podían reunirse alrededor de las kupelas. Durante aquellos meses en los que se cerraron los grifos y la sidra se servía en botellas, en el caserío Aulia de Legorreta colocaron una herramienta que ha perdurado hasta hoy. Para que todos los clientes no tuviesen que estar tocando el grifo de la kupela, colocaron unos pedales en los que al pisarlos se activaba el chorro. Un sistema que, a día de hoy, se ha convertido en una atracción para los clientes de la sidrería.

«Pusimos un pedal para que la gente no tocase el grifo y nos hemos dado cuenta que se pierde menos sidra»
«Con el covid la gente no se podía levantar de la mesa y decidimos poner un pedal en la kupela para que un miembro de la cuadrilla pusiese los vasos en un carro y los llenase», explica Iñaki Begiristain, responsable de la sagardotegi legorretarra. Así, de un modo diferente, lograban mantener «la esencia del txotx». Ya que estaba permitido que los clientes se levantasen para pedir en la barra, aprovecharon para implementar este sistema. Fueron inventores de este sistema, que más tarde copió una sidrería de Irun.

Juan Pedrera, del bar Vallés de Donostia, protege los pintxos en las vitrinas de cristal que colocó como medida contra el coronavirus
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Juan Pedrera, del bar Vallés de Donostia, protege los pintxos en las vitrinas de cristal que colocó como medida contra el coronavirus
Un pedal que generó «confusión y un poco de sorpresa» entre las personas que llegaban a degustar la sidra y las chuletas, pero que «tuvo muy buena acogida» porque «no se perdía el contacto con las kupelas». Begiristain recuerda que tener las botellas en la mesa, aunque a muchos no les quedó más remedio que aceptar, «era una mala idea porque se perdía toda la experiencia de la sagardotegi».

«El covid nos ha enseñado que mantener los pintxos tapados en la barra es una forma más higiénica de mantenerlos»
A pesar de que la normalidad volvió hace un año a las sagardotegis, el pedal se ha quedado en Aulia. Se sitúa en el suelo junto a la kupela, con un recubrimiento amarillo que no deja lugar a dudas. «Nos hemos dado cuenta de que así se pierde menos sidra. Cuando la gente abre el grifo muchas veces se le olvida cerrarlo, o en el propio cambio entre vaso y vaso cae mucha cantidad al suelo», explica Begiristain. De esta forma, solo hace falta colocar el vaso debajo del grifo y pisar el pedal, sin tener que estar pendiente de cuándo acaba el anterior para meter la mano. Aun así, mantienen la apertura de otras kupelas a través del grifo tradicional, para los que les gusta el sistema de toda la vida.

Pintxos protegidos
En el sector hostelero, uno de los que más sufrió con las restricciones, se han producido cambios importantes. Si hace unos años los pintxos copaban las barras de los bares y los clientes se servían a su gusto, ahora se encuentran protegidos en vitrinas de cristal. «Antes era impensable poner así la comida, pero la pandemia nos ha enseñado mucho y está claro que esta forma es mucho más higiénica», comenta Juan Pedrera, responsable del bar Vallés de Donostia mientras prepara las raciones de día.

Aunque no lo considera un problema importante, Pedrera admite que se vende menos. «Los clientes nos solían pedir un platito y se servían ellos mismos. Algunos, sobre todo los franceses, todavía hoy nos siguen pidiendo el plato, pero ya no se pueden servir ellos mismos», comenta. Además, recuerda que alrededor de la barra se suele agolpar mucha gente que «habla, tose, bebe y come», por lo que es una manera de «evitar que se propaguen los virus». Los vecinos habituales de este establecimiento están «encantados» con la medida, que «ha venido para quedarse». Es más, Pedrera cree que ya no se entiende que algún establecimiento pueda exponer la comida de esa forma.

También han cambiado las formas en las que los ciudadanos nos comportamos en los espacios públicos. Durante la pandemia muchos establecimientos y estaciones de transporte público marcaron el suelo con rayas para que los usuarios dejasen un metro de distancia entre sí. Filas que se mantienen en lugar de los antiguos tumultos para entrar en trenes o autobuses. Filas ordenadas en las que los usuarios esperan fuera de los locales, sobre todo farmacias, para evitar grandes acumulaciones en espacios pequeños. Se tiende a dejar más espacio al de delante y a no pegarse demasiado al de detrás. Medidas de precaución que el coronavirus ha trasladado al día a día.

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