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El año del cambio en el Museo de la Sidra

Descripción

Nava. El equipamiento, que celebra sus bodas de planta, prepara un ambicioso plan estratégico para modernizarse y atrear a más visitantes

asturias cultura museo nava sidra

Ficha

  • Autor: Monica Rivero
  • Fuente: El Comercio
  • Fecha: 2022-03-06
  • Clasificación: 6.5. Museos
  • Tipo documento: Prensa
  • Fondo: Sagardoetxea fondoa
  • »
  • Código: NA-014967

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Arrancaba a principios de esta semana la temporada en el Museo de la Sidra con un goteo de reservas para cada día. No imaginaban sus visitantes que será el último año que podrán disfrutar de la exposición tal y como se estrenó en 1996, cuando el edificio abrió por primera vez sus puertas a golpe de culín y de la mano del entonces Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón. El plan estratégico para renovar el equipamiento ya está en marcha y es imparable.

Fernando Méndez-Navia, de Grupo Dex, director en la redacción del documento, avanza que los primeros pasos irán orientados a «dotar al museo de los recursos humanos apropiados para cumplir sus objetivos»; en referencia al anuncio que esta semana hacía el alcalde naveto y presidente de la Fundación de la Sidra, Juan Cañal, de su intención de tener un nuevo director antes del verano, y contratarán una asistencia técnica.

A su vez, el equipamiento ya trabaja en la renovación de la muestra, en la que se incrementará su interactividad y se modernizarán los elementos expositivos con nuevos contenidos «sensoriales, interactivos y digitales». Esto significará cambiar la rotulación, revisar los paneles, desarrollar una audioguía en varios idiomas e incluso crear una visita virtual. En su afán porque los visitantes repitan, el museo se convertirá en «un espacio de referencia para actividades sidrograstronómicas» gracias a la mejora de las condiciones del salón de actos, que deberá convertirse en una zona polivalente.

Será importante en este proceso de convertir el equipamiento en un lugar atractivo y de relevancia, el «establecimiento de colaboraciones y partenariados» con los sectores de la sidra, el turismo, el ocio y otros museos y entidades relacionados con la sidra dentro y fuera de la región.

Los visitantes autóctonos y de Madrid suponen más del 50% de las visitas, seguidos de los turistas de Castilla y León. La presencia de curiosos de otras regiones vecinas (Galicia, Cantabria y País Vasco) es, sin embargo, «relativamente escasa», aunque las guías del museo aseguran que sí son habituales, pero que adquieren sus entradas en el propio lugar. Finalmente, tan solo el 4% de las personas que pasan el día en el museo son extranjeras.

Entre las ideas a futuro que baraja la Fundación están además el desarrollo de programas educativos para jóvenes y mayores; la contribución a la igualdad y accesibilidad, así como a la integración social y profesional de la población inmigrante. Otra de las posibilidades es la del lanzamiento de una línea propia de productos propios para la tienda.

El plan es ambicioso y apunta a que «el Museo de la Sidra sea el más conocido de Asturias». Así, todo indica que se avecinan grandes cambios en el complejo naveto, justo a tiempo para el año en que se presentará ante la Unesco la candidatura a Patrimonio Mundial Inmaterial de la cultura sidrera.

El pasado mes de noviembre el Museo de la Sidra cumplía así 25 años con esperanzas renovadas tras haber visto cercano su cierre en 2014, después de contraer una deuda que mantuvo a varios empleados sin cobrar durante meses.

Una de ellas era Delmira Vázquez, la veterana guía que lleva poniendo alma al equipamiento desde el primer día y conoce la importancia de implementar ciertos cambios. «Sobre todo hay que actualizar la exposición y las informaciones», indica conocedora de los puntos fuertes del museo, pero también los débiles. Vázquez también aplaude la decisión de recuperar la «importante» figura del director tras la marcha de Elías Carrocera en 2014, del que asegura haber aprendido mucho.

Los datos disponibles reflejan el paulatino descenso de las visitas desde los más de 40.000 visitantes de 2007 hasta el mínimo histórico de 13.000 de 2018. En 2019, último año de actividad regular antes de la pandemia, el ente recibió «algo más de 17.000 visitas», de las cuales más de la tercera parte tuvieron lugar en julio y agosto.

Mientras tanto, los curiosos siguen llegando con cuentagotas desde toda la geografía española para conocer la cultura sidrera. «Nos llama la atención lo tradicional de la producción, no teníamos ni idea», cuentan Ángel Gómez y Marina Vea. Con ellos volvían este fin de semana varias botellas de sidra y derivados de la manzana hasta Teruel a pesar de que la tienda, según recoge el plan estratégico, no está en su ubicación «más adecuada» ni sus productos son fácilmente accesibles. No habrá una reinauguración tras el lavado de cara del Museo de la Sidra, asegura Cañal, pero quizás, cuando el museo cuente con su nueva imagen, quienes ya lo hayan visitado una vez, vuelvan a redescubrirlo.