Sagardoaren lurraldea

Viaje a las entrañas de Gordailua

Descripción

Más de 100.000 piezas se conservan y mantienen en un innovador edificio de Irun que alberga contenidos que la Diputación quiere difundir

visita guiada gipuzkoa gordailua irun cultura patrimonio

Ficha

  • Autor: Ana Vozmediano
  • Fuente: El Diario Vasco
  • Fecha: 2021-02-15
  • Clasificación: 6.0. Cultura
  • Tipo documento: Prensa
  • Fondo: sagardoetxea fondoa
  • »
  • Código: NA-012982

Texto completo

ace muchos años, a más de dos kilómetros del centro de Irun, se erguía un polígono industrial con Porcelanas Bidasoa como principal atractivo. Nada queda hoy de aquellos pabellones, pero en los terrenos que ocupaban se alza un edificio poco conocido, de trazas arquitectónicas modernas que, sin embargo alberga tesoros arqueológicos y etnográficos, colecciones pictóricas como la de Rafael Ruiz Balerdi o Mentxu Gal, vidrieras de iglesias, portales y casas particulares o bicicletas fabricadas en Eibar en las que no se utilizaban neumáticos para las ruedas sino cordeles, cuerdas, porque la postguerra no era momento de 'despilfarrar'.

Es Gordailua, que este junio cumplirá sus diez años en este edificio emblemático de tres plantas y 9.000 metros cuadrados que ocupa la parcela de lo que fue Unión Radio Irún. Que nadie se equivoque. Gordailua no es un almacén de obras de mayor o menor valor ni de más o menos antigüedad, sino un lugar puntero en lo que se refiere a mantenimiento y restauración, casi inédito en Europa.

Su construcción costó doce millones de euros, pero una visita a las instalaciones permite entender la importancia de la tecnología y del mimo para poder dar un repaso a ruecas, cañones, ánforas, anclas o la restauración de la tabla flamenca de Martínez de Mendaro, del siglo XV, encontrada en Zumaia. En ella se narra la batalla de Gibraltar, poco relevante en la historia, pero mucho en la vida del pintor, que perdió a un hijo en ella.

La sede de esta fundación de restauración, catalogación y mantenimiento combina mimo y tecnología puntera

El 'rey' de todo este mundo que todavía resulta desconocido para gran parte de la población guipuzcoana es Carlos Olaechea, un arqueólogo que domina todo el edificio y que está pendiente de cada detalle. Cuenta con cinco trabajadores fijos que se incrementan en función de cada proyecto. Esta semana, el día de la visita realizada por este periódico, había 16 personas más trabajando en labores de catalogación y restauración. «Aquí hay un nicho de trabajo para determinadas especialidades que se quiere potenciar. Merece la pena que los estudiantes lo conozcan».

Lo dice el diputado de Cultura de Gipuzkoa, Harkaitz Millán, que es un convencido de que las entrañas de Gordailua deben ver la luz, que sus encantos pueden encandilar. Su escaparate, de momento, es el Museo San Telmo de San Sebastián, tras un convenio firmado hace diez años, pero existen otros centros museísticos en el territorio histórico que tienen la oportunidad de organizar también exposiciones.

«Están catalogadas 80.000 piezas a las que hay que añadir las arqueológicas, con lo que suman unas 100.000. La colección es tan variada que permite muestras temáticas, por ejemplo, de gastronomía con los numerosos utensilios de cocina que hay, incluidas esas cazuelas que tienen aspecto de jarras, como ejemplo curioso, pero que se utilizaban para cocinar». La historia fabril del territorio con las bicicletas o las cerámicas, el mundo del mar con las anclas, algunas de ellas recubiertas de una mezcla de elementos que las ocultan y que parecen madera, además de las colecciones pictóricas y artísticas de Ruiz Balerdi, Néstor Basterretxea, Mentxu Gal, Carlos Sanz y algún Oteiza están recogidas en las inmensas estancias de la sede irunesa.

En la colección, como curiosidad, se encuentran las enormes tinajas encontradas en la Brecha de San Sebastián. O las antiguas puertas y algún asiento del anfiteatro del Victoria Eugenia de la capital. Hasta los trajes de los payasos Txirri, Mirri y Txiribiton que se encuentran en el espacio del textil y los trajes, dentro de esa ambición por conservar el patrimonio guipuzcoano. La fotografía también tiene su espacio en este Gordailua casi inabarcable. La colección de la familia Koch, por ejemplo, tendrá su espacio en las exposiciones previstas para conmemorar el décimo aniversario de la cooperación entre San Telmo y Gordailua.

La colección contiene las enormes tinajas encontradas en la Brecha de San Sebastián

Procedencia múltiple
Todos los objetos siguen siendo propiedad de quién ha decidido restaurarlos o conservarlos en esta sede de tres plantas. Olaechea recuerda la importancia que tenía esto para el Gobierno Vasco a la hora de entregar su colección arqueológica. «Costó, pero llegamos a un acuerdo».

¿De dónde proceden tantos objetos, las espadas de los siglos XVI, XVII y XVIII o el antiguo carillón de la Diputación que todavía puede ponerse en marcha y que interpreta una canción diferente en función de las horas?

«La procedencia es variada. Las colecciones de San Telmo están acogidas en Gordailua porque tras la renovación del museo no hay almacenes para los fondos. Pero contamos también con los fondos de la Diputación, incluidos unos escritorios antiguos. O patrimonio de distintos ayuntamientos como los de San Sebastián e Irun, con fondos del Museo Naval, con obras de Arteleku, colecciones privadas que han sido donadas por las familias o de los herederos que las encontraron en la casa que les dejaron los abuelos». Se puede contemplar el torno de un convento de clausura o unas falsas botellas de champán de 1916 elaboradas en Oiartzun que no pasan de ser una sidra achampañada con pretensiones con el nombre comercial de Tres Coronas que se encuentran en la sala de registros.

Es la misma sala en la que dos frigoríficos similares a los que pueden adquirirse en cualquier establecimiento almacenan madera y telas. Como las de los restos de una vestimenta de un esclavo romano de color negro.

Intenso trabajo
Detrás de la contemplación de tantos tesoros que reflejan la historia de Gipuzkoa y que la recorren de forma minuciosa, hay un trabajo exhaustivo. Empieza por el control de la temperatura que debe imperar en todas las estancias.

Se trata de un sistema geotérmico a 150 metros de profundidad bajo el edificio y que tiene que mantener a 17º o 18º los distintos espacios. De apariencia similar a los tubos de un órgano, se encarga de subir o bajar la temperatura.

Cualquier elemento que llegue a Gordailua debe pasar por la llamada burbuja de anoxia, una estancia en la que se eliminan los insectos y larvas que pueda tener la obra de arte con un cierre estricto que permite sustituir el oxígeno por el nitrógeno.

Olaechea explica que esta operación no se suele hacer en invierno porque es más complicado acabar con los bichos que deterioran los ejemplares, pero resulta eficaz durante el resto del año.

Para aquellos que han sido descubiertos en el fondo del mar está reservada la piscina de desalación. Los cañones de Urgull que ahora se exhiben en San Telmo ya la conocen, al igual que un ánfora que encontró un pescador en Hondarribia que se apresuró a entregarla imaginando su valor. Tras una estancia en la piscina, toca pasar por la electrólisis, un proceso en el que cada elemento puede pasar una semana y tras el que están preparados para ser almacenados o expuestos.

La planta superior alberga toda la colección de Kutxa, distribuida en 65 peines, esos armarios que se extienden hacia los dos lados y que tienen un coste de 150.000 euros cada uno. La entidad financiera también ha decidido que sea Gordailua el vigía de sus obras de arte. En este lugar, hasta los ascensores están adaptados a que ningún elemento artístico e histórico pueda ser perjudicado.
¿Visitas guiadas al centro todas las semanas?

Una especialista trata el retablo flamenco hallado en Zumaia. / LUSA
La sede de Gordailua recibe ahora mismo una tanda de visitas guiadas una vez al mes. Con versiones en euskera y castellano y, de momento, y debido al cierre perimetral de los municipios de Gipuzkoa dictaminado por el Gobierno Vasco, a las que solo pueden acceder los iruneses. Pese a la limitación, hay lista de espera, El objetivo del departamento foral de Cultura que encabeza Harkaitz Millán es más ambicioso. «Creemos que se puede realizar una tanda de visitas semanales que permitan a toda la ciudadanía conocer todos estos tesoros, pero también ahondar en el trabajo que supone la restauración y el mantenimiento del extenso patrimonio que luego va a poder verse». Porque Gordailua podría ser un museo en sí mismo, aunque ese no es su objetivo. «Eso no quiere decir que su labor no deba ser difundida o que permanezca oculta», asevera Millán, que es un entusiasta de las entrañas de este edificio situado lejos del centro de Irun, pero en la mente de instituciones museísticas y de donaciones.