La pandemia amenaza la tradición de las sidrerías vascas
Descripción
Hace ahora un año las sidrerías vascas habían arrancado la temporada con una cosecha particularmente buena, unas expectativas sobresalientes y casi cinco meses por delante para disfrutar de una nueva 'edad de oro'. El coronavirus era aún una amenaza lejana de la que apenas se había empezado a hablar y nada hacía presagiar lo que ocurriría con la llegada del mes de marzo.
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Ficha
- Autor: Ander Goyoaga
- Fuente: La Vanguardia
- Fecha: 2021-02-05
- Clasificación: 2.4. Txotx
- Tipo documento: Prensa
- Fondo: Sagardoetxea fondoa »
- Código: NA-012661
Texto completo
Hace ahora un año las sidrerías vascas habían arrancado la temporada con una cosecha particularmente buena, unas expectativas sobresalientes y casi cinco meses por delante para disfrutar de una nueva 'edad de oro'. El coronavirus era aún una amenaza lejana de la que apenas se había empezado a hablar y nada hacía presagiar lo que ocurriría con la llegada del mes de marzo. Un año después, la temporada de sidrerías echa a andar con prácticamente todas los establecimientos cerrados y un horizonte incierto.
En la Comunidad Autónoma de Euskadi, Navarra y el País Vasco francés hay alrededor de 100 sidrerías que ofrecen comidas y cenas con la posibilidad de catar la sidra elaborada durante los meses previos. Más de la mitad se concentran a pocos kilómetros de San Sebastián, en localidades como Astigarraga -la capital de la sidra vasca-, Hernani, Urnieta o Usurbil.
La hostelería y restauración no puede abrir en los municipios en alerta roja
Por el momento, todas las sidrerías han aguantado el envite de la pandemia, aunque no está nada claro que puedan hacer frente a otra temporada similar a la de 2020. “La situación es de extrema gravedad. Son negocios pequeños que pueden aguantar un mal año, pero para muchas va a ser complicado aguantar otra temporada como la pasada”, explica Unai Agirre, coordinador de la Denominación de Origen Euskal Sagardoa.
Aunque la mayor parte de sidrerías abre ahora todo el año, la temporada se extiende habitualmente desde mediados de enero hasta finales de mayo. Son semanas de máxima afluencia, que el año pasado apenas se pudieron disfrutar durante el primer tercio de la temporada.
Este año, el sector se había conjurado para salvar esta segunda temporada afectada por la pandemia. El pasado 21 de enero se anunció que hoy, 5 de febrero, comenzaría una temporada de sidrerías “diferente”. Por motivos obvios, los comensales deberían permanecer sentados en todo momento y el habitual trasiego hacia las kupelas o cubas se evitaría sirviendo la sidra en jarras. La medida fue bien acogida, y el 5 de febrero aparecía ya marcado en rojo en el calendario.
De cara a esta temporada se han elaborado 8 millones de litros, frente a los 12 millones del año pasado
Sin embargo, el repunte de la pandemia ha desbaratado todas las expectativas. La tercera ola favorecida por el ‘efecto Navidad’ ha obligado a endurecer las restricciones, y en este momento son difícilmente compatibles con la temporada de sidrerías.
La apertura de la hostelería en Euskadi no está permitida en aquellas localidades en alerta roja, es decir, con una incidencia acumulada de más de 500 casos por 100.000 habitantes en 14 días. Además, desde el pasado 25 de enero se aplica un confinamiento municipal que limita la movilidad al municipio de residencia y, en tercer lugar, en los municipios en los que la hostelería y restauración puede abrir, debe cerrar a las 20.00 horas.
“Astigarraga, Hernani, Urnieta o Donostia están en alerta roja, de manera que las sidrerías no pueden abrir por el momento. Hay algunas localidades que se salvan de la alerta roja, pero son demasiado pequeñas y a ellos no pueden acceder personas de otros municipios. El inicio de la temporada se mantiene, pero muy pocas sidrerías van a poder abrir desde hoy. Esperamos que la situación mejore y vayan abriendo en las semanas sucesivas”, indica Agirre.
Desde Denominación de Origen Euskal Sagardoa calculan que el año pasado se dejaron de facturar 15 millones de euros con motivo de la pandemia. La mejora de la situación en verano y la diversificación del sector, no obstante, permitieron que las empresas aguantasen aquella primera ola de la pandemia.
Aunque la cata de sidra desde las cubas (el txotx) se ha convertido en un acontecimiento gastronómico que mueve a miles de personas, es solo la parte más visible del negocio de la sidra vasca. De hecho, hasta hace algunas décadas no era más que una cata privada destinada a los mayoristas (restaurantes, comerciantes…) que acudían a los caseríos para degustar la sidra elaborada durante los meses previos.