De cuando la manzana fue burbujeante
Descripción
Si les pido que piensen en sidra achampanada estoy segura de que por su mente aparecerá rápidamente un gaitero, famoso en el mundo entero. Pero y si obviásemos Asturias y hubiesen de elegir una marca vasca, ¿sabrían decirme alguna? Probablemente no, porque desde hace décadas la sagardo elaborada aquí es de estilo natural y sin burbujas.
asturias euskal herria euskara historia marca sidra espumosa
Ficha
- Autor: Ana Pérez de Arlucea
- Fuente: El Correo
- Fecha: 2020-09-01
- Clasificación: 2.2. Productos
- Tipo documento: Prensa
- Fondo: Sagardoetxea fondoa »
- Código: NA-011487
Texto completo
Si les pido que piensen en sidra achampanada estoy segura de que por su mente aparecerá rápidamente un gaitero, famoso en el mundo entero. Pero y si obviásemos Asturias y hubiesen de elegir una marca vasca, ¿sabrían decirme alguna? Probablemente no, porque desde hace décadas la sagardo elaborada aquí es de estilo natural y sin burbujas. Quedan muy lejos los tiempos en que el sector sidrero vasco apostó por la chispa y el gas, por un producto alegre que aunque siguiera modas ajenas constituyó un gran éxito comercial hace más o menos un siglo.
La sidra espumosa –también conocida como 'gasificada', 'achampanada' o directamente 'sidra-champagne'– comenzó a popularizarse en España en torno a 1830, gracias primero a la importación de sidras extranjeras y después por la introducción de procedimientos similares a los usados en la región francesa de Champaña. El método champenoise de segunda fermentación en botella se experimentó bastante antes en el terreno de los vinos que en el de las sidras, y hubo que esperar hasta 1857 para que naciera en Gijón la primera sidra achampanada de la mano del industrial Tomás Zarracina.
Etiqueta de Sidra Bascongada, 1897 (Oficina Española de Patentes y Marcas).
Etiqueta de Sidra Bascongada, 1897 (Oficina Española de Patentes y Marcas).
Treinta años después el también asturiano José Cima introduciría la sidra gasificada de forma artificial, más estable y apropiada para largos viajes, en el mercado hispanoamericano, desatando una auténtica fiebre sidrera. Las empresas dedicadas a esta chispeante bebida crecieron como las setas, extendiéndose rápidamente desde Asturias hasta Euskadi y sin demasiados remilgos ante la denominación de origen: la sociedad Viuda e Hijos de Tomás Zarracina no tuvo problema para registrar en 1900 el que sería uno de sus nombres comerciales de mayor éxito, Sagardua, y acercarse así a la amplia base de clientes de origen vasco en Argentina y Uruguay.
La primera sidra achampanada auténticamente vasca fue la Sidra Bascongada de Michelena y Urbina (Oiartzun), marca registrada en 1897 y cuyo producto elaboraban con la ayuda de la energía eléctrica los doctores Jenaro Ortiz de Urbina y Félix Michelena, tío y sobrino. El siguiente pionero será el bilbaíno Gregorio Riesco, que junto a su hijo Alfredo tuvo una fábrica de refrescos y espumosos en La Casilla y llegó a ser presidente del gremio de fabricantes de bebidas gaseosas.
Etiqueta de sidra La Vasco-Argentina, 1910 (Oficina Española de Patentes y Marcas.)
Etiqueta de sidra La Vasco-Argentina, 1910 (Oficina Española de Patentes y Marcas.)
Riesco quiso hacer como los asturianos pero al revés, y en 1907 intentó registrar la marca La Asturiana para su sidra achampanada, cosa que le fue denegada y por lo que se limitó después a llamar a su producto simplemente Sidra Espumosa y finalmente, en 1916, La Ondarresa.
Mientras tanto proseguían los experimentos guipuzcoanos: en 1910 nace en Azpeitia la sidra-champagne La Vasco-Argentina, y en 1914 Manuel Cuervas Mons (autor del recetario 'El libro del pescado' bajo el pseudónimo de Imanol Beleak) registra en San Sebastián los nombres comerciales de El Vasco y Legazpi para vender dos tipos de sidras gasificadas. También en Donostia se fabricaría a partir de 1918 la sidra Vasconia, de Luis Feijóo y José Miguel Uranga, a la vez que en Gasteiz el empresario Enrique Castroviejo de Luque se animaba a probar suerte con Euzkadi, una sidra gasificada fabricada en Ordizia con capital alavés.
En Berriatua aparecería en 1916 una de las achampanadas con mayor trayectoria del mercado vasco: Maitena, de la sociedad Hermanos Goiri. 'Gran sidra champán super extra', en su logotipo salía el escudo vizcaíno y a partir de los años 30 tuvo una delegación con venta directa en la alhóndiga bilbaína. En 1934 Hermanos Goiri se transformaría en Productos Maitena S. L., con un capital de 75.000 pesetas y la participación del padre y el hermano de Juan de Ajuriaguerra.
Etiqueta de sidra Sagardua, elaborada por Zarracina para el mercado sudamericano (Todocolección).
Etiqueta de sidra Sagardua, elaborada por Zarracina para el mercado sudamericano (Todocolección).
Seguiría abierta al menos hasta 1953, momento en que tomó el testigo otra sidra con gas originaria de Berriatua y luego aclimatada a Usurbil, la Mai-Ona, que primero fue de Madariaga y Guisasola y más tarde fue traspasada al guipuzcoano Ramón Echeberría Berreyarza. Mai-Ona vendía en los años 60 sidra-champán y también sidra natural en botellas grandes y botellines, una innovación comercial que constituiría la última aventura de la manzana vasca con burbujas durante el siglo XX.