Sagardoaren lurraldea

Viajar al norte de España: Imprescindible Gipuzkoa, pintxos de mar y montaña que enamoran

Descripción

Huele a salitre, te deslumbra con el rocío de sus valles y te refresca con vinos blancos. Gipuzkoa representa la unión perfecta de la naturaleza con la tradición y el sabor. ¿Existe mejor manjar que sus internacionales pintxos? El arte se ha rendido a esa versátil forma de comerse el mundo en un solo bocado.

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Ficha

  • Autor: Ángela Zorrilla
  • Fuente: La Vanguardia
  • Fecha: 2020-06-27
  • Clasificación: 6.7. Pueblos
  • Tipo documento: Blogs
  • Fondo: Sagardoetxea Museoa
  • »
  • Código: NA-011273

Texto completo

Huele a salitre, te deslumbra con el rocío de sus valles y te refresca con vinos blancos. Gipuzkoa representa la unión perfecta de la naturaleza con la tradición y el sabor. ¿Existe mejor manjar que sus internacionales pintxos? El arte se ha rendido a esa versátil forma de comerse el mundo en un solo bocado. Las cocinas se han transformado en talleres en los que bulle creatividad e innovación. La alta cocina en miniatura es la mejor excusa para conocer el Casco Viejo de Donostia. Aquí nació la genial Gilda –banderilla de guindilla, anchoa y aceituna- como homenaje a Rita Hayworth.

Dentro de este paraíso culinario, no puedes dejar de conocer los mercados y descubrir los productos locales de la comarca. En Tolosa, acércate al Tinglado, donde se celebra cada sábado un fantástico mercado. Y si te hallas por Goierri, y es miércoles, acércate al Mercado de Ordizia. Al igual que la gastronomía, la naturaleza forma parte indiscutible del País Vasco.
El corazón de Gipuzkoa es un laberinto de hierba y montes verdes que cobijan la tradición más ancestral de esta tierra y su atávico idioma, el euskera. Un rincón del mundo que destiñe un aroma rural donde se cobijan sus ovejas latxa y los artesanos siguen elaborando sus quesos, vinos y pan. Evadirse en la naturaleza -o practicar senderismo- es conocer la historia de un territorio íntimo.

SABE A SIDRA

GIPUZKOA HUELE (Y SABE) A SIDRA. Hay un lugar único llamado Tierra de la Sidra, que abarca en pocos kilómetros todo lo relacionado con este jugo milenario ligado a la cultura vasca. El epicentro se encuentra en Astigarraga que acoge el Museo Sagardoetxea, donde el visitante podrá degustar todos los secretos de esta bebida hecha a partir del jugo fermentado de la manzana.

Aizkorri-Aratz, Aralar, Peñas de Aia o el Valle de Leitzaran te conquistarán con su silencio. Si hay un nombre propio que define a Gipuzkoa es Eduardo Chillida. Su obra más conocida es El Peine del Viento, icono de Donostia. Pero debes visitar su museo, Chillida Leku, ubicado en una finca llena de magia, hierro, árboles y piedras en Zabalaga (Hernani). Resume su esencia: una suma perfecta del entorno con sus esculturas. Pero Chillida también diseñó las puertas del Santuario de Arantzazu en Oñati o el museo Chillida Lantoki, en Legazpi.

Arantzazu, donde se encuentra el Santuario de la Patrona de Gipuzkoa
Arantzazu, donde se encuentra el Santuario de la Patrona de Gipuzkoa
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Una de las propuestas naturales más singulares lo forma el Geoparque de la Costa Vasca integrado por Mutriku, Deba y Zumaia. Podrás descubrir más de 60 millones de años de historia gracias a los impresionantes acantilados del Flysch, por los que podrás caminar y disfrutar de espectaculares atardeceres. Este Geoparque también diseña un un laberinto de valles y montañas verdes y alberga al mayor conjunto de cavidades arqueológicas de Gipuzkoa.

Si existe un lugar que respire surf es Zarautz. La playa más larga del País Vasco es el punto de partida de interesantes rutas por la costa. Anímate a recorrer el litoral, brindando con txakoli y saboreando ricos pescados. Llega hasta Getaria, conocida por su península en forma de ratón y su iglesia gótica; y visita el museo dedicado al diseñador Cristóbal Balenciaga.

El museo dedicado al diseñador de moda Balenciaga en Getaria
El museo dedicado al diseñador de moda Balenciaga en Getaria
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Sigue hasta Hondarribia, con su corazón pesquero y su colorido barrio de La Marina, y regálate una excursión en barquito desde la Bahía de Txingudi. Finalmente, conoce el pequeño municipio que enamoró ya antaño a Víctor Hugo. En la bahía de Pasaia se encuentra Pasai Donibane, un pueblo con una sola calle. Es una gozada pasear hasta la bocana norte, contemplando un paisaje similar al de un fiordo de no más de 200 metros de anchura. ¡Volverás!