Botellas en vez de libros
Descripción
El KM acoge una cata de sidras con dos ponentes de altura. SAN SEBASTIAN. La novena Semana de la SIdra del caserío Igartubeiti de Ezkio tuvo ayer un colofón brillante. El centro Koldo Mitxelena de San Sebastián se llenó para escuchar unas conferencias sobre sidra y catar luego varias sidras, unas vascas y las otras asturianas.
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Ficha
- Autor: Felix Ibargutxi
- Fuente: El Diario Vasco
- Fecha: 2010-10-14
- Clasificación: 5.8. Otros
- Tipo documento: Prensa
- Procedencia: Gipuzkoako Foru Aldundia - Iñaki Larrañaga
- Fondo: Sagardoetxea fondoa
- Signatura: P29-89 / P37-113 »
- Código: NA-001078
Texto completo
El KM acoge una cata de sidras con dos ponentes de altura La novena Semana de la Sidra del caserío Igartubeiti de Ezkio tuvo ayer un colofón brillante. El centro Koldo Mitxelena de San Sebastián se llenó para escuchar unas conferencias sobre sidra y catar luego varias sidras, unas vascas y las otras asturianas. La cata no fue todo lo lustrosa que se suponía, debido a que el tiempo se echó encima. Pero las conferencias de Carlos Delgado y Oihana Gaincerain fueron muy ilustrativas. El primero es el director de Sicer, la feria que en Asturias reúne a peroductores de sidra de varias decenas del países; la otra, una de las responsables de la sidrería Zelaia, de Hernani. Hablaron un asturiano y una vasca, cada uno por su lado, y hubo algún momento en el que sus opiniones divergieron, al menos en parte. Delgado echó pestes contra el escanciado: «Esa costumbre nace a fines del siglo XIX, en los ambientes urbanos, en los chigres [tabernas], intentando reproducir lo que ocurre cuando se abre el espiche de un tonel y la sidra impacta contra el vaso. Pero, realmente, el escanciado [que en Asturias se realiza con el brazo elevado todo lo posible] ni quita ni pone nada a la sidra. Y sirve para enmascarar aromas no deseados. Además, en muchos sitios la persona que escancia ya no da abasto y se está imponiendo el escanciador mecánico, que creo que nació aquí, en el País Vasco. Yo creo que una bebida de calidad como es la sidra natural no debe tomarse pasándola rápidamente por la boca, como si nos estuviéramos muriendo de sed y necesitáramos un refresco». Oihana Gaincerain matizó esa aseveración del asturiano: «La sidra hay que romperla. Hay que servir desde una altura mínima, no mucha, porque así se libera el carbónico y afloran algunos aromas». Otro aspecto en el que el asturiano y la guipuzcoana tuvieron opiniones algo difergentes fue el de la disyuntiva madera-acero inoxidable. Delgado se mostró partidario de las kupelas de acero inoxidable, al menos mientras se produce la fermentación. Ahora bien, a partir del cuarto mes se podría trasvasar la sidra a los toneles de castaño, porque ese material le aporta aromas agradables al líquido. Según Delgado, las kupelas de madera son muy difíciles de controlar. Gaincerain es responsable de una sidrería que trabaja sobre todo con barricas de madera, y ayer realizó una defensa de ese material ancestral: «Nos da más trabajo, hay que realizar faenas de limpieza muy trabajosas, pero da a la sidra unas características organolépticas que el acero no es capaz. Además, creemos que el acero es demasiado estanco, que a la sidra le viene bien la porosidad de la madera». Al comienzo de la sesión se proyectó un vídeo sobre la elaboración de la sidra en el lagar ('tolare') del caserío Igartubeiti, reconstruido siguiendo el original, del siglo XVI. Todos los octubres se elabora allí sidra, a la vista del gran público. Además, la directora de Patrimonio de la Diputación, Pilar Azurmendi, comentó que hay varios caseríos en Gipuzkoa que fueron construidos exclusivamente para la elaboración de sidra. «Pero el sistema de vigas sufría mucho y tuvieron que abandonar esa actividad», dijo. LA CIFRA 1,2 millones de litros de sidra es el mínimo histórico de Gipuzkoa. Ocurrió en 1975, cuando las sidrerías languidecían y caminaban hacia la desaparición. Pero en los 80 se produjo un resurgir, en parte debido al fenómeno del txotx, y este año se espera una producción de 9 millones.