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1920 | Cien botellas de sidra y seis corderos para los pobres

Descripción

Antaño, gran parte de lo que hoy llamaríamos servicios sociales dependía de entidades como la Junta de Beneficencia, cuya actividad se sufragaba gracias a los donativos individuales y de colectivos. Una noticia que encontramos en 'La Voz de Guipúzcoa' de hace un siglo, titulada 'Donativos importantes', ilustra cómo funcionaban las cosas.

gipuzkoa historia sidra

Ficha

  • Autor: Mikel G.Gurpegi
  • Fuente: El Diario Vasco
  • Fecha: 2020-04-06
  • Clasificación: 2.1. Sidra
  • Tipo documento: Prensa
  • Fondo: Sagardoetxea fondoa
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  • Código: NA-010496

Texto completo

Antaño, gran parte de lo que hoy llamaríamos servicios sociales dependía de entidades como la Junta de Beneficencia, cuya actividad se sufragaba gracias a los donativos individuales y de colectivos. Una noticia que encontramos en 'La Voz de Guipúzcoa' de hace un siglo, titulada 'Donativos importantes', ilustra cómo funcionaban las cosas.

Había fallecido el ex alcalde Marino Tabuyo quien, además de dejar un cuantioso legado para la construcción de un edificio con biblioteca y museo, otorgó en su testamento cantidades para distintas instituciones locales, que se detallaban.

«Junta de Patronato de la Beneficencia, 10.000 pesetas; Asilo de Caridad, 2.500; Cantinas escolares, 2.500; Banda municipal, 1.000; Sindicato de Iniciativas, 2.000; Escuela de Artes y Oficios, 2.000; Caja de Ahorros y Monte de Piedad municipal para desempeños de ropas y enseres familias pobres, 2.000».

Según informaba 'La Voz de Guipúzcoa' el 31 de marzo de 1920, «El señor Zuaznávar (el alcalde) nos manifestó que la Diputación provincial ha acordado no exigir en estos legados el impuesto sobre la sucesión, por tratarse de donativos a dependencias municipales, lo cual es muy de agradecer».

No solo eran tiempos de donativos en dinero, sino que también se hacían en especies. En la misma noticia repasaban algunos recientes hace cien años.

«La Sociedad Gaztelupe ha enviado 100 botellas de sidra y seis corderos con destino a los pobres de la Beneficencia».

«El señor Arcelus (don Javier) ha tenido también el generoso rasgo de ofrecer toda la merluza necesaria para la comida de Pascua en todas las instituciones de la beneficencia, que, como es de suponer, será una buena cantidad».

Y acababan con al donativo más entrañable de todos.

«Asímismo, la niña Antoñita ha entregado una peseta para el mismo fin benéfico».