Sagardoaren lurraldea

Venta en enfiteusis de tierras municipales por un periodo de diez años a José Martín de Arrieta por la suma de 3.975 reales.

Descripción

Documento histórico/compra /enfiteusis/ tierras municipales/ paraje de "Ymbutori" Venta en enfiteusis de tierras municipales por un periodo de diez años a José Martín de Arrieta por la suma de 3.975 reales.

Ficha

  • Fecha: 1835-06-19
  • Clasificación: 6.1. Historia
  • Tipo documento: Documento histórico
  • Procedencia: Familia Etxabe 3/9
  • Fondo: Sagardoetxea fondoa
  • Signatura: K141-84
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  • Código: DO-000477

Texto completo

Donostia, 19 de junio de 1835
Comparecieron ante el escribano de número de la villa de Astigarraga Manuel Joaquín de Soraiz, José Manuel de Berra y Ramón Ángel de Zapiain, alcalde y tesorero de Astigarraga respectivamente, como personas autorizadas para el otorgamiento de este instrumento público.
Expusieron que la Villa era dueña de 13 jugadas y cuarta de tierra sembradía en el paraje de “Ymbutoni”, situado en el monte Santiago, que estaban arrendadas sin un plazo de tiempo determinado por Ignacio de Urrezabel y Miguel de Lete, pagando entre ambos una renta anual de 398 reales de vellón.
Sin embargo, el municipio de Astigarraga por las circunstancias del momento (I Guerra Carlista) se hallaba sin apenas medios para poder hacer frente a las contribuciones y otras necesidades, por lo que había solicitado al vecino José Martín de Arrieta un préstamo de 3.975 reales.
Ambas partes habían llegado a un acuerdo, que se formalizada en esta escritura notarial, por el que Arrieta cede por espacio de diez años la cantidad arriba referida al Ayuntamiento de Astigarraga (la entregó en este acto) y éste a cambio le entrega las 13 jugadas y cuarta de tierra por ese mismo espacio de tiempo y la renta generada por las mismas. Los diez años comenzaban a contar el 11 de noviembre de 1834.
Expirado este plazo de tiempo, la Villa se comprometía a devolver a Arrieta la suma que le había entregado, pero en el caso de que continuara en estas mismas circunstancias, Arrieta seguiría gozando de las tierras y sus rentas hasta que las Autoridades Municipales le hubieran reintegrado todo el dinero que había desembolsado.