Testamento de Miguel de Arguindegui y Guruceaga
Descripción
Sagardoetxea / investigación / caseríos de Santiagomendi / Argindegi / Arguindeguizar
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Ficha
- Fecha: 1604-06-22
- Clasificación: 6.1. Historia
- Tipo documento: Documento histórico
- Fondo: Sagardoetxea fondoa
- Signatura: K44-2, p. 18
- Código: DO-001013
Texto completo
Miguel de Arguindegui otorgó testamento en su casa de Argindegi estando enfermo en cama. Entre sus mandas testamentarias, estaban las siguientes:
• Lega 50 reales para la obra de la ermita de Santiago.
• En el tiempo en el que estuvo casado con su legítima María Martín de Arzac, su madre le había hecho donación de la casa de Argindegi y que, también, se le señalaron las legítimas que tenía que pagar a sus hermanos. Por ello, mandaba que se cumpliera el contrato de matrimonio y que, por lo tanto, les fueran abonadas las legítimas que a cada uno de ellos les correspondían. Además, para algunos de ellos señaló algunas otras cantidades adicionales.
• Ordenaba a su mujer que diera a su hermano Martín de Guruceaga todos los viveros de manzanos e injertos que tenía en la parte de “Soarreaga” así como los demás que tenía. Se los dona para “que tenga cuidado de rrogar a dios por mi anima” (fol. 254r).
• Manifestaba que en el tiempo que se firmó su contrato matrimonial para su matrimonio con María Martín de Arzac, en él Juan de Guruceaga Arguindegui (su hermano y vicario de la parroquial de Astigarraga) le dio diez yuntas de bueyes y cierta cantidad de vacas. De ellas, en este momento tan sólo le quedaban cinco yuntas “porque de las otras me he aprovechado”. Era su voluntad que se diese a su hermano todo el ganado que él en su día le había dado para su casamiento.
• Señalaba para sus hijos Simón y Ambrosio una legítima de 100 ducados a cada uno de ellos, y les rogaba que se contentasen con esa cantidad.
• Nombraba albacea testamentario a su hermano el vicario Juan de Guruceaga y Arguindegui y heredero mejorado de todos sus bienes a su hijo mayor Joanes de Guruceaga; en caso de fallecimiento de éste a su hermano el vicario y así sucesivamente a sus hijos Simón y Ambrosio.
• Donaba la mitad de todos sus bienes para el restos de los días que viviese a su mujer y al fallecimiento de ellas éstos irían a manos del heredero mejorado.