Sagardoaren lurraldea

Ambiente sidrero por todo lo alto

Descripción

Cientos de amantes del txotx se acercan a Hernani o Astigarraga para potear antes de comer y seguir después con la fiesta

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Ficha

  • Autor: Patricia Rodríguez
  • Fuente: El Diario Vasco
  • Fecha: 2024-02-03
  • Clasificación: 2.4. Txotx
  • Tipo documento: Prensa
  • Fondo: Sagardoetxea fondoa
  • »
  • Código: NA-016599

Texto completo

Las ganas de disfrutar en torno a las kupelas empiezan horas antes, en las terrazas de los bares del casco viejo. El poteo, la comida en sidrería y las copas que alargan la fiesta por el pueblo ha sido el plan escogido por decenas de cuadrillas que este sábado no han querido perderse el ambiente sidrero que atrae cada fin de semana a cientos de aficionados a este caldo, venidos incluso desde fuera de Gipuzkoa hasta municipios como Astigarraga o Hernani.

Enfilando kale Nagusia, se avecina jolgorio. El reloj marca las 13.30 horas y fuera de los bares que jalonan esta vía hernaniarra, una cuadrilla de Bilbao apura unos vasos de cerveza y de sidra, «cómo no. Llevamos 30 años viniendo porque dos de nosotros son de Hernani y no nos perdemos una. Cada año, toca sidrería. Es la excusa para juntarnos los 24. Antes, cuando éramos más jóvenes veníamos de plan de noche pero a estas edades ya empezamos con el poteo, después a comer y acabamos de tardeo en una sociedad», comenta este grupo de mujeres apurando el trago para dirigirse a la sidrería Rufino.

Doblando la esquina, en la plaza de los Tilos, las terrazas están a rebosar y el sonido de la trikitixa calienta el ambiente. Para Libe, Leire, Nahia y Lierni es su primera vez en una sidrería. «Sí que habíamos estado de txikis con la familia pero no en este plan», ríen este grupo de amigas entre copa y copa. Vienen de Berango, «nos ha traído el bus hasta aquí, comeremos en la sidrería Olaizola y luego volvemos a Hernani a seguir con la fiesta». «El ambiente que hay, la comida, y por supuesto la sagardo es lo más», coinciden.

El ir y venir de autobuses venidos de territorios vecinos que se dirigen a las sidrerías es un no parar durante el mediodía
Dentro del bar Joxe Mari, su propietaria, Mari, junto a varias camareras no dan abasto sacando bebidas «y eso que aún no han empezado los fines de semana fuertes, que suelen ser a partir de finales de febrero y marzo aunque muchas sidrerías ya tienen todo cogido; no paramos, es una locura, sobre todo a partir de las 17.00 horas, cuando muchos bares se ponen en plan discoteca».

Si algo han notado los hosteleros de la zona es que «la gente sale mucho por la tarde más que por la noche, aunque depende de cuándo tengan contratado el bus de vuelta se retiran antes o alargan más la noche. Además vienen también de Astigarraga porque ahí hay menos bares», cuenta la dueña de este local mientras sirve una fila de kalimotxos. «A nosotras el bus nos viene a buscar a las tres de la mañana», añaden varias jóvenes. En el pub Atxur también notan que ha aumentado el tardeo y «a partir de las 21.00 horas se nota más bajón».

A la entrada del pueblo, el ir y venir de autobuses procedentes territorios vecinos que se dirigen a las sidrerías de alrededor es un no parar y a medida que avanza el mediodía, las colas comienzan a ser abundantes en la parada de Zinkoenea. Allí esperan Álvaro, Sergio, Víctor y Álvaro, venidos desde Burgos «expresamente para hacer el plan de sidrería. Reservamos hace un montón, a principios de enero, para comer en Iparragirre pero lo que más nos ha costado ha sido encontrar alojamiento. Aquí en Hernani no había sitio y eso que miramos con mes y medio de antelación, así que nos alojamos en Donostia», cuenta este grupo de amigos, que posa para la foto al grito de 'txooootx!'. Hay ganas de fiesta. «Nos apetecía mucho el plan, hay muy buen ambiente». Hay vecinos que discrepan y se quejan de los problemas de convivencia que viven durante la temporada. De hecho, los ayuntamientos de Astigarraga y Hernani han lanzado una campaña de sensibilización conjunta para que se actúe con responsabilidad.

Llega un autobús y el conductor saca un cartel:«Los que vayan a Itxasburu, Olaizola, Altzueta e Iparragirre». Mientras unos montan, hay quienes prefieren cruzar el puente andando, animados por el buen tiempo y los tragos del poteo. Por el camino, un minubus se detiene a la entrada de la sidrería Olaizola. Alejandro, al volante, aparca a un lado para dejar bajar a una veintena de chavales venidos de Zumarraga. Es el primer viaje que realiza de la temporada y según resume, «se han portado bien. A las 18.00 horas les tengo que recoger así que me toca esperar».

Dentro, la jornada está siendo frenética para los trabajadores de esta sidrería. «Estamos completos para las comidas, hay mucho trabajo», comenta su propietario, Asier Olaizola. mientras los platos de txuleta no paran de salir, «llegamos a servir unas 70-80 en cada servicio». Unos metros más adelante, en la sidrería Otsua-Enea los comensales empiezan a llenar las mesas, como la cuadrilla de Villabona y Andoain, que se junta una vez al año para mantener la tradición.

Hasta las 17.00 horas aproximadamente, las calles del casco hernaniarra se vacían del gentío pero la fiesta continúa para quienes acaban de terminar el queso con membrillo y los que se juntan para echar un trago antes de la cena.