Sagardoaren lurraldea

Las pioneras de la sidra viajan a las tierras del vino

Descripción

El galerista Gorka Basterretxea lleva a Elciego una exposición histórica del Museo de Astigarraga sobre cuatro mujeres emprendedoras de los siglos XVI a XVIII.

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Ficha

  • Autor: Natxo Artundo
  • Fuente: El Diario Vasco
  • Fecha: 2020-11-29
  • Clasificación: 5.5. Exposiciones
  • Tipo documento: Prensa
  • Fondo: Sagardoetxea Fondoa
  • »
  • Código: NA-012130

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Entre la uniformidad, lo inusual llama la atención. Y, en ocasiones, todo eso del karma se hace realidad. Porque el valor y la apuesta por la cultura del galerista Gorka Basterretxea –que puso en pie el proyecto Talka en una Vitoria sin salas de arte– ha tenido su eco. «Cuando ya había cerrado, dadas las circunstancias el pasado verano, contactó conmigo la Fundación Juan Celaya Letamendi», que impulsa actividades culturales y ha colaborado con el Museo de Bellas Artes de Álava, según recuerda Basterretxea. El patronato solicitó proyectos a Basterretxea «para impulsar la cultura vasca, algo que es muy abierto, y ha aprobado los tres que planteé».

Uno de ellos se llama 'Emakume ekintzaileak sagardogintzan-Mujeres emprendedoras en el mundo de la sidra'. La muestra es una propuesta creada por el Museo de la Sidra de Astigarraga y cuenta con textos de Lourdes Odriozola e ilustraciones de Jokin Mitxelena. Sus protagonistas son «cuatro mujeres relacionadas con el mundo de la sidra durante el período que comprende desde el siglo XVI hasta el XVIII», explica el galerista.

La vuelta de tuerca de Gorka Basterretxea ha sido llevar a esas cuatro pioneras hasta Rioja Alavesa. «Se me ocurrió poner en relación a estas mujeres de la sidra con la tradición del vino». Así, la muestra se va a inaugurar el próximo viernes en la Casa de Cultura de Elciego. Habrá una conferencia a cargo de la historiadora Lourdes Odriozola. También estaba prevista una cata de sidra en los soportales del Ayuntamiento de Elciego a cargo del director del Museo de la Sidra de Astigarraga, Joxemari Alberro que, de momento, «se pospone para enero, haciendola coincidir con el 'txotx' que se realiza en Gipuzkoa para dar inicio a la temporada de la sidra».

Las cuatro protagonistas –con secundarias como las bateleras que transportaban a personas y kupelas en Pasaia– poco tienen que ver entre sí, a excepción de su relación con la sidra y sus personalidades, que escapaban a la cortedad de miras e incluso al machismo de la época. María de Labayen es una lezotarra que se dedicó al negocio sidrero elaborada con la manzana de su propia cosecha. Viuda y madre de dos hijas, «conocía el mundo naviero y sabía que la sidra podía ser utilizada como moneda por la gran demanda que había en el mercado, por lo que en 1565 participó en una sociedad naviera», escribe Odriozola.

Por su parte, la donostiarra María de Echeverría se dedicó en las primeras décadas del siglo XVII a comercializar la sidra. Esta madre de cinco hijos tenía establecido su negocio en el domicilio familiar, sito en la actual calle Fermín Calbetón. Sus reservas de sidra sirvieron para ayudar a extinguir un gran incendio en la capital guipuzcoana en 1637.

Además de la sidra, se elaboraba la zizarra, con la manzana que se caía del árbol sin madurar antes de la cosecha. María Josefa de Orobio era una mujer de un alto nivel adquisitivo y contrataba a las mujeres de los bateles para transportar su zizarra.

Por su parte, Ana de Beroiz y Fagola se casó en 1683 con Miguel de Maíz. Éste la maltrataba y la mujer, que abandonó el domicilio familiar y vendió sidra para obtener ingresos, llegó a pedir «el 'dibercio' que, en esta época, era entendido como la disolución de la comunidad de bienes», aclara la historiadora Lourdes Odriozola.