Los viajes a Terranova y la sidra
Las naos de zarpaban hacía Terranova en los meses de marzo y abril, regresaban por septiembre u octubre. Es decir, las campañas duraban alrededor de unos ocho meses.
El viaje era largo y duro. En esta época las embarcaciones eran auténticos caldos para las enfermedades. El hacinamiento, la falta de higiene y una alimentación inadecuada provocaba que auténticas epidemias entre la tripulación. De ahí que se escribieran manuales y tratados médicos para combatirlas.
Además, los marineros precisaban comer mucho para poder aguantar las severas condiciones de trabajo y el gran esfuerzo físico al que estaban sometidos a lo largo de toda la travesía, pero sobre todo cuando cazaban los enormes cetáceos (una ballena adulta podía pesar unas 20 toneladas). Aunque los armadores les daban raciones de alimentos suficientes, su dieta era muy poco variada y carente de algunas vitaminas. Estaba basada principalmente, junto con el bizcocho y la “sagardoa” (sidra), en la ingesta de potajes de habas y arvejas, tocino y pescados secos o salados. Alguna vez comían carne, rara vez huevos y nunca frutas y verduras.
Cada marinero bebía unos 2 litros de “sagardoa” al día porque además de ser una bebida fresca y agradable y más duradera que el vino, era fuente de vitamina C, y por ello, un buen antídoto para una de las enfermedades más temidas en el mar: el escorbuto. Eran muchos los marineros que morían a causa de esta enfermedad si no se trataba a tiempo. El escorbuto es una dolencia que tiene su ori en en la falta de vitamina C en el organismo. Provocaba hemorragias, encías inflamadas y pérdida de dientes. Tanto su prevención como su cura eran fáciles puesto que tan sólo se necesitaba la ingesta de alimentos ricos en vitamina C.
Vídeo de la exposición que se pudo ver en el Museo Naval de San Sebastián en 2011-2013.
Sebastián de Bastida es el armador del “San Nicolás”, que en abril de 1576 zarpa hacia Terranova y nos cuenta el aprovisionamiento que debe hacer para tan larga travesía: